Los valores patrios y su huella en nuestras vidas

Los valores patrios y su huella en nuestras vidas

Elisa Elena González

Los valores son parte de nuestra identidad personal y colectiva, a través de ellos recreamos nuestras costumbres, tradiciones y experiencias en los distintos contextos donde accionamos. Es ese conjunto de valores y tradiciones los que forjan nuestra cultura, nuestra identidad y dominicanidad.

El legado de experiencias que vamos pasando de generación en generación, nos va construyendo y reconstruyendo como personas, como parte de un grupo social, como país y con la llegada de febrero, pese a que es un año atípico, en cada centro educativo emprendemos la labor de realizar actividades que propicien la conmemoración de los valores patrios, y honrando a todos los hombres y mujeres que concibieron nuestro país como una nación libre e independiente.

Febrero siempre nos invita y provoca a mirar y mirarnos críticamente de cara a lo que estamos cultivando para el presente y las futuras generaciones.  Si bien es cierto que esta reflexión puede ser tan breve o extensa como nos lo propongamos, podemos visualizar e incidir que nuestros chicos honren la bandera al momento de izarla, con igual relevancia con la que respetan a sus conciudadanos.

Esta reflexión nos revela lo trascendental de que nuestras niñas dominen el himno nacional, así como deberían dominar la habilidad para vivir sus propias vidas y convivir en espacios que protejan sus derechos.

Resignificar y redimensionar los valores patrios y su huella en la vida de cada ciudadano nos hace reconocer su incomensurable impacto en la formación de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes y sobretodo el rol que juega la escuela y los docentes en esta labor; el proceso aprendizaje, intercambio y socialización en el espacio escolar -cualquiera que sea su modalidad-, es el contexto propicio para nutrir los enfoques con los que vemos la sociedad, la entendemos, la recreamos y con ello cultivar una generación de ciudadanos y ciudadanas que promuevan la justicia social y la solidaridad ante todo.

Los docente somos claves en esta tarea, nuestra conducción y guia para reflexionar y generar discernimiento en los estudiantes, nuestra capacidad de modelar valores sociales y democráticos, el acompañamiento a cada niño, niña, adolescente y joven tiene una repercusión directa en ellos, en sus familias y en la sociedad y es que en nuestras escuelas somos promotores indiscutibles y permanentes de ese constructo social que nos legaron los padres de la patria.

No es una coincidencia la estrecha relación que tienen los fundadores de la patria y sus familias plagadas de grandes educadoras y propulsoras de cambios sociales desde la enseñanza.

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