Los valores

Los valores

Hipólito Mejía lo ha dicho claro; cuando llegue al poder, en el año 2012 habrá las investigaciones relacionadas con todas las inversiones y gastos del gobierno para determinar el uso de los fondos públicos.

Cuando el pueblo elegido por Dios se dirigía a la tierra prometida un grupo de vividores quiso apropiarse del maná y otros decidieron crear una escultura, un becerro de oro, la cual comenzaron a adorar.

Es, pues, vieja, la mala costumbre pero no por ello debe ser repetida.

En el mismo libro del Éxodo están los mandamientos de la ley de Dios, que conforman un conjunto de normas, leyes, premios y castigos para quienes infringen los mandatos.

Desde siempre se ha burlado la ley, pero es cada pueblo el que permite el irrespeto a las reglas cuando acepta en su seno a quienes violan las reglas sin que hayan pagado a la sociedad, con una pena correspondiente al tamaño de su daño.

Siglos de intentos, pruebas, decisiones, prácticas han convertido el respeto a la ley en la piedra angular de las relaciones entre el Estado y la sociedad y entre los miembros de la sociedad.

La ley que obliga universalmente es el fruto del ejercicio de derechos y deberes que tenemos en un caso que cumplir y en el otro caso que reclamar, cuando nos sean vulnerados.Todas las legislaciones de la historia, todos los principios que sustentan las religiones persiguen el mismo fin: la felicidad humana.

Con las prácticas de siglos, los pueblos, las sociedades, han logrado conformar normas y conductas fruto de la convivencia o de la disensión.

Sólo cuando hay libertad de pensamiento y acción, sobre todo la última, los pueblos avanzan en su búsqueda de la felicidad.

Pero la felicidad es un bien colectivo que persigue la sociedad en su conjunto y mal puede aprobar que unos cuantos se apropien de bienes que son y deben ser de todos para que contribuyan a la búsqueda de la justicia.

El principal problema nacional es el del irrespeto a la escala de valores.

Desde que el cura del pueblo, el maestro de la escuela, el juez y el policía se faltaron el respeto, hemos perdido el norte.

Vivimos en una sociedad a la cual le faltan ejemplos ciudadanos. Sin los modelos a imitar, andamos realmente a la deriva, como un pueblo perdido entre la selva de asfalto llena de gente que sólo sabe buscársela sin que importe el modo en que se resuelvan los problemas.

Hoy lo importante es cuánto tienes, no cómo has adquirido los bienes de fortuna que exhibes.

Esos malos ejemplos, esas prácticas malsanas, esos robos tienen que ser cortados de raíz, para que comencemos a reencaminar la República.

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