Los problemas parece que siempre tienen la forma de encontrar a Alex Rodríguez.

De las muchas sorpresas desde que comenzó la temporada, entre las menos probables está A-Rod, siendo un tipo buena gente.

El asumió su suspensión por el uso de esteroides, por mentir y todo lo demás, se recuperó de sus lesiones y ha regresado para ser un ejemplar compañero de equipo que está matando la liga con su bate.

Con sus cuatro jonrones esta temporada, Rodríguez se ha colocado a solo dos batazos de empatar con Willie Mays en 660 de por vida en el cuarto puesto de la lista de cuadrangulares.

Una vez que alcance esa marca, activa una cláusula que le concede un bono de US$6 millones.

Pero no crean que las cosas terminan ahí. Recuerden: Este es A-Rod y estos son los Yanquis y verlo usar un uniforme del equipo que odia es tan sorprendente como ver el equipo que lo odia pagarle cheques que suman US$64 millones en los próximos tres años.

Esos son sus salarios. El bono de US$6 millones por llegar a 660 y los otros que podrían activarse, por otro lado, entran en un acuerdo de mercadeo porque las cláusulas por números específicos no están permitidas en contratos.

Y a pesar que ha iniciado bien este año, encabezando la ofensiva de los Yanquis, el equipo no tiene intención de pagarle sus bonos, dijeron personas con conocimiento a Yahoo Sports.

En el centro del meollo está el lenguaje del contrato y el hecho que los Yanquis podrían argumentar que 660 jonrones no es una marca histórica y que por eso no la reconocen.

Los detalles son integrales en adjudicar un caso, lo cual sería necesario si los Yanquis lo retan y Rodríguez entonces presentaría una queja, que es lo más probable.

“Si echa el pleito”, dijo una fuente, “va a perder”.

“No hay forma”, dijo otra fuente. “Los bonos se mantendrán”. Ambas fuentes, conocedoras del contrato y su lenguaje, interpretan las cosas muy diferentemente.

Los Yanquis consideran que el jonrón 660 no es un evento mercadeable, por el uso de esteroides de Rodríguez, aunque los Yanquis, reyes del mercadeo ellos mismos, han sacado mucho más provecho de cosas menos trascendentales.