La vuelta al poder de Leonel Fernández en 2004 fue el resultado de una percepción positiva que tuvo la gente por su primer ejercicio -1996-2000- y por la crisis bancaria en el último tramo del gobierno de Hipólito Mejía.

En los inicios de esa segunda experiencia de gobierno sus exitosas ejecutorias en materia macroecómica le ganaron mucho crédito, y eso es fundamental para explicar la permanencia de la simpatía hacia él.

Pero lamentablemente, en ocho años fue cambiando en su praxis, y de la promesa institucionalista terminó en un legado bastante clientelar, llegando a manejar con virtuosismo la técnica de la clientela, el uso neopatrimonial de los recursos del Estado, con toda la secuela de inestabilidad institucional.

Así expresa el politólogo Wilfredo Lozano, a quien se le pidió que evaluara los ocho años de la administración Fernández, que concluyen este 16 de agosto.

No podemos pensar en un Leonel visto como algo monolítico, hubo un Leonel institucionalista, exitoso, y otro clientelista, patrimonialista, y el balance final de ese ejercicio yo creo que es negativo, porque hoy tenemos una democracia debilitada, una sociedad con menos fuerza como ciudadanía, y un electorado que se mueve más por razones clientelares que por principios y valores.

Y Leonel no puede sustrearse a la responsabilidad de esa realidad, afirmó.

Crisis PRD. Con relación a la crisis interna del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en el encuentro del Grupo de Comunicaciones Corripio se le pidió una valoración a Rafael Toribio.

En ese sentido, el politólogo respondió que esa crisis se veía venir desde hacía mucho tiempo, pero los dirigentes de ese partido pensaron que si ganaban las elecciones del 20 de mayo todo quedaría enterrado.

Hasta ahora dejaron en manos de terceros la decisión que institucionalmente tenía que ser propia, destacó al referirse a la decisión del grupo de Hipólito Mejía de apelar al Tribunal Superior Electoral para que conozca de sus conflictos.

Miguel Vargas, el presidente de ese partido, ha dicho que convocará a las bases para que determinen qué camino institucional tomar. Pero hasta ahora parece posible un acuerdo entre las partes para tener una solución institucional.

Hay corrientes en ese partido que ya plantean que la solución no esté en manos ni de Miguel Vargas ni de Hipólito Mejía.