Lucha antidrogas e interés común

Lucha antidrogas e interés común

El Gobierno de los Estados Unidos tiene una gran preocupación con la cantidad de drogas que ingresa a su territorio, proveniente de varias partes del mundo.

La República Dominicana ha sido definida como uno de los puntos intermedios, probablemente el más importante en el Caribe, en la ruta del trasiego internacional de narcóticos hacia Estados Unidos y Europa. Cárteles como el de Sinaloa, que está en desbandada en su país, México, se han establecido en  otros países y las autoridades dominicanas tienen información de que miembros de ese grupo operan en nuestro país con apoyo de criminales locales.

Controlar el trasiego de drogas es una tarea que requiere muchos recursos económicos, personal adiestrado y equipos. El narcotráfico es un enemigo común de nuestro país y de los Estados Unidos, y en función de esa realidad el Gobierno estadounidense debería incrementar su cooperación con las autoridades dominicanas para frenar el trasiego entre nuestra nación y la norteamericana.

El embajador dominicano en Washington, Aníbal de Castro, ha expuesto la situación durante una audiencia legislativa en Washington, y ha solicitado una mayor cooperación para la lucha contra el tráfico de drogas. El interés común de ambos estados debería ser un factor de convicción.

Depredación de bosques

Cada vez que las autoridades aparecen fotografiadas en los diarios  cuando destruyen un horno de carbón, están poniendo en evidencia que fueron impotentes para haber impedido la tala de los árboles procesados en el mismo.

El trasiego permanente de carbón por la frontera es una demostración de la prosperidad del negocio y de la pésima vigilancia de nuestros bosques. Hay una impunidad en estas operaciones que solo es posible cuando hay complicidad de autoridades.

La efectividad de la vigilancia forestal es tan pobre como la que trata de evitar el trasiego de mercancías y personas por la frontera.

Es necesario asumir con mayor rigor la vigilancia de los bosques para impedir la tala de árboles. La destrucción de  hornos solo indica que se ha llegado tarde al escenario de un crimen ecológico.

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