Mantener vigente, para conocimiento y aprecio de las nuevas generaciones, las luchas libradas en favor de la libertad y en contra de la opresión, y a la vez destacar los valores familiares, constituye una gran contribución en la permanente lucha en contra de la degradación en la sociedad.
Amenazada constantemente por predicamentos perniciosos que en ocasiones logran prender ante la ausencia de principios debidamente inculcados, las familias están a merced de malas influencias y trastornadoras desviaciones.
De ahí la importancia de obras como la que acaba de producir el empresario y escritor José Peralta Michel, en la que se resaltan, con datos pormenorizados y una bien lograda recreación, episodios de la resistencia antitrujillista y emotivas vivencias con familiares y entrañables amigos, durante una época compartida de forma solidaria, con lealtades y afectos sinceros en La Vega durante gran parte de su vida.
Este último y trascendente aspecto es el que domina el eje temático a lo largo de su libro “Las décadas de mi vida, memorias imperdibles”, cuya lectura permite apreciar el valor de la familia como núcleo básico de la sociedad, e invita a crear conciencia sobre la necesidad de no dejarnos influir por la insensibilidad, la ingratitud, la indiferencia, los tratos despersonalizados, el particularismo, los olvidos selectivos y los intereses particulares.
Consciente de que al igual que las plantas, los afectos humanos necesitan sentir la gratificante fuerza de la renovación y el cuidado, cuando se trasladó junto a su familia a Santo Domingo, Peralta Michel mantuvo una perenne y estable comunicación con la gente de su terruño, ya que a pesar de haber nacido en Moca, La Vega había sido de hecho su acogedor y fructífero lar.
Uno de los capítulos más enternecedores por su naturaleza es “Una noche para toda la vida”, dedicado a relatar la forma en que se enamoró de Lesbia Fernández Mendoza, quien ha sido su inseparable compañera desde que contrajeron matrimonio en la mañana del 19 de marzo de 1955, en la Catedral de La Vega.
Con igual dedicación y en un admirable testimonio de cariño e imperecedera gratitud a su padre Alfredo Antonio Peralta Liriano, reproduce la carta que éste le envió en el 1946 al cumplir sus 15 años, en la que le daba consejos para su formación futura, con la fe del creyente, para que lo ayudara a ser “un joven meritorio y útil a la patria, a la familia y a la sociedad”.
Otro punto significativo de obligada lectura es su relato de un hecho que revivió su conciencia política y que lo impulsó, junto a otros jóvenes de su generación, a integrarse a la resistencia contra Trujillo con el surgimiento desde la clandestinidad de las organizaciones Juventud Democrática y Partido Socialista Popular.
Aunque en una obra anterior titulada “En La Vega: resistencia antitrujillista y más allá, había expuesto con lujo de detalles esas jornadas patrióticas en contra de la dictadura, Peralta Michel aprovechó su nueva entrega literaria para hacer algunas precisiones que invitan a no olvidar nunca a quienes padecieron persecución y tortura, ofrendando sus vidas y haciendas en aras de la libertad, la justicia y la dignidad humana.