Luchan por acabar con prohibición de bailar en N. York

Luchan por acabar con prohibición de bailar en N. York

NUEVA YORK. Aunque parezca insólito, en la ciudad que nunca duerme bailar es ilegal. Pero un puñado de jóvenes de Brooklyn lucha por acabar con una vieja ley neoyorquina que prohíbe mover el esqueleto y castiga a miles de bares y discotecas.
Todo se remonta a una medida municipal aprobada hace casi 100 años, en 1926, que exige un permiso casi imposible de conseguir para autorizar el baile en locales cerrados. Quien no lo tenga, puede ser multado. Y eventualmente puede perder el permiso para vender alcohol, lo cual prácticamente llevará al establecimiento a la quiebra.
Menos de 100 de los más de 22,000 bares, restaurantes y discotecas de Nueva York tienen este esquivo permiso, que solo se obtiene tras kafkianos trámites y un sinfín de medidas de seguridad demasiado caras para pequeños comerciantes, se indigna Rafael Espinal, un concejal demócrata de Brooklyn de origen dominicano.
«Podemos castigar el ruido, el crimen, que haya condiciones poco seguras, pero no el bailar. Es simplemente ridículo», dice en su despacho subterráneo de Brooklyn este político de 27 años, autor de una propuesta para derogar la ley y reemplazarla por otra que podría ver la luz en diciembre. Su planteamiento cosechó recientemente el apoyo del alcalde Bill de Blasio, pero el fin de la ley depende de una votación en el legislativo municipal.
El concejal y grupos de activistas como la Red de Liberación del Baile aseguran que la ley ha sido utilizada históricamente para cerrar establecimientos donde se congregan minorías, desde negros y latinos a la comunidad LGBTQ. Inicialmente, la «ley del cabaret» fue aprobada para limitar el consumo ilegal de alcohol durante la Prohibición.

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