La rebeldía es para la actriz italiana Lucía Bosé un rasgo fundamental que hay que desarrollar, como ha hecho ella toda su vida, en la que nunca le ha gustado seguir las normas, y por ello aconseja a las nuevas generaciones que «sean más rebeldes para vivir una vida intensa».

«A mí me ha ido bien y creo que la clave es rebelarse, moverse y luchar por lo que uno quiere, esté bien o mal visto», asegura en una entrevista con EFE la madre de una dinastía de artistas entre los que se encuentra el cantante Miguel Bosé y la actriz Paola Dominguín.

A sus 86 años, Bosé ha opinado que existe demasiado libertinaje pero poca libertad en determinadas cuestiones y ha recordado como en su época «también había muchas dificultades y sobre todo muchas prohibiciones, pero aún así los jóvenes se lanzaban más a hacer de todo».

Visiblemente emocionada, Lucía Bosé evoca la vitalidad y rebeldía que precisamente desprendía su nieta Bimba Bosé, recientemente fallecida, y de quien guarda un «recuerdo muy bonito».

La actriz italiana ha escogido estos días las Galerías de Arte Zaca de La Granja, en Segovia, para mostrar su colección «Piatti», con más de medio centenar de platos decorados por ella misma, en los que se pueden ver esculturas romanas, flores, manos, divas, pájaros o toreros.

Los precios oscilan entre los 30 y 800 euros aunque también ha customizado dos mesas altas o una escultura de Miguel Sansón que se vende por 3.000 euros.

Empezó con esta afición en 2006 y fue ampliando los motivos y la pedrería empleada con el paso de los años, aunque una de sus series preferidas es las de las divas, en la que la pintora mexicana Frida Kahlo cobra un especial protagonismo.

«Frida es una mujer extraordinaria y esta serie es un homenaje a ella» ha detallado, pero también hay otras artistas como la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich, la soprano estadounidense María Callas, o las estrellas del cine Marilyn Monroe y Greta Garbo.

El cine ha marcado la vida de esta mujer que ha participado en cerca de una treintena de películas, aunque es un mundo que asegura que ha dejado atrás y que no echa de menos.

Hay momentos de su vida como actriz que nunca olvidará, aunque ahora le interesa más un presente y un futuro «más tranquilos» que, de momento y como desde hace 20 años, vivirá en el pequeño pueblo segoviano de Brieva.

La que fue Miss Italia en 1947 cree que «el cine español goza de buena salud», ya que se hacen películas «muy buenas», sin embargo, ella ya no sigue los estrenos en la gran pantalla porque en los últimos años se ha centrado en otras aficiones como la de crear collages en platos o viajar.

Sobre la forma de vida del artista, sostiene que es «intensa, pero muy dura, más de lo que la gente cree», aunque cada uno tiene que vivir su propia experiencia, por eso nunca ha dado consejos a sus hijos ni nietos en sus comienzos.

Como icono de la libertad, Bosé opina que «los consejos son un regalo peligroso» y puntualiza que en su caso «nunca» ha tratado de guiar los pasos de sus hijos y nunca lo hará.

En cuanto a una de las tradiciones más polémicas de España, la tauromaquia, que aprendió de su exmarido el torero Luis Miguel Dominguín, confiesa que aunque nunca le han gustado los toros, ni ha ido a las corridas, con el tiempo ha aprendido a defender esta práctica.

«Es una tontería querer acabar con este arte», mantiene, a la par que critica a aquellos que «pretenden abolirla, pero comen chuletas porque es una tortura pero no mayor que aquellas a las que tiene que hacer frente el ser humano».

La dama del pelo azul, que se confiesa más segoviana que madrileña e italiana, se ha sentido «incomprendida» con uno de sus proyectos más preciados el Museo de los Ángeles en Turégano (Segovia) y ha lamentado que «la gente piense que son cosa de niños, cuando en realidad todos somos ángeles».

Bosé visita a menudo esta colección de ángeles modernos que permanece cerrada al público, pero mientras no le toque la lotería, «no se podrá volver a abrir» esta sala, ha bromeado, eso sí, se ha mostrado satisfecha de «haber hecho realidad un sueño», el de dedicar un museo a los ángeles.