Luego de  hablar y pactar ¡llega  momento de hacer!

Luego de  hablar y pactar ¡llega  momento de hacer!

Como país pobre, somos muy dependientes de las políticas gubernamentales, de su eficiencia y del destino que se les dan a los recursos recaudados en base a los impuestos que pagamos todos. Es necesario, por tanto, que procuremos que el Estado dominicano tome en cuenta las grandes carencias, cuya solución constituye prioridad del país entero.

No hay una sola prioridad nacional.  Llámesele social o económica, que no requiera del próximo gobierno el firme compromiso de apoyarla con recursos, eficiencia y honestidad.

Esas prioridades han sido, por décadas, tan obvias y debatidas pero, inexplicablemente, tan relegadas, que el más “tarao” de los dominicanos las conoce.  Basta con ser dominicano que vive en esta tierra y sufre por ella. 

Esa conciencia implica que nuestro próximo gobernante debe renunciar A TODO LO INNECESARIO. A TODO LO POMPOSO, es decir, debe concentrar los fondos públicos, escasos, en las reales necesidades de las mayorías pobres de este país.

Si no hay recursos para esas prioridades no puede haberlo para ninguna otra cosa.  ¡Qué no se levante una sola megaobra mientras se nos dificulte ejecutar lo básico!

Eliminemos tanto gasto publicitario que divulga lo obvio. ¡Abajo los megasueldos   en un país muerto de hambre!  Pero desde YA.

En esta etapa crítica que atravesamos, un nuevo presidente podrá gobernar bien sí y  solo sí: a) se aferra monolíticamente a las prioridades nacionales; b) está consciente de que una cosa es el Gobierno y otra el partido; c) maneja con pulcritud, ética y seriedad el erario; d) se rodea de un equipo de profesionales serios, capaces, que trabajen para servirle a su país, no para enriquecerse al vapor, y e) demuestra firmeza y coraje para propiciar que la justicia enjuicie a los corruptos, los salientes y cualquier “entrante” que ceda a esas millonarias tentaciones.

¡! Este país ya no resiste otro “borrón y cuenta nueva”!!

¡Lo anterior es lo mínimo! Quien no llene a cabalidad este mínimo no merece, ni tiene capacidad para gobernar a este sufrido país.

Prioridad

El próximo gobernante debe renunciar a todo  lo innecesario, a todo lo pomposo, es decir, debe concentrar los fondos públicos, escasos, en las reales necesidades de las mayorías pobres.

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