El candidato presidencial de la UDC, Luis Acosta Moreta, Luis “El Gallo”,  alertó hoy al pueblo dominicano sobre la crisis social en los barrios populares, donde las pandillas, el microtráfico de drogas y la prostitución están sirviendo de soporte a las familias pobres, ante el desamparo en que se encuentran.

El presidente del Partido Unión Demócrata Cristiana –UDC- dijo que de inmediato se tienen que aplicar correctivos de asistencia social en los barrios, donde  la ayuda a las familias pobres muchas veces proviene de los cabezas de pandillas y el tráfico de drogas.

En este país, manifestó, hay cientos de familias que se sustentan en base al dinero que en la noche produce una hija que se prostituye, para que sus más cercanos no se mueran de hambre.

Afirmó que en los barrios, ante la falta de ayuda, trabajo, educación y salud, los pandilleros se  organizan como una forma de tener  representación y reconocimiento, y es un mensaje negativo que está viviendo la sociedad.

Agregó que los empresarios vuelven la cara a los problemas sociales y sus teóricos se horrorizan del avance de las drogas y el pandillerismo, pero no buscan las causas.

Aseguró que el analfabetismo está creciendo entre  los residentes en los barrios marginados, donde muchas de las escuelas carecen de baños y pizarras.

La sociedad tiene que tomar medidas preventivas contra los vicios y el pandillerismo, pero no en base a poses de falsete, sino a ir a trabajar por mejores condiciones de vida en los barrios.

Pidió que se vea el espejo de cuando un pandillero y micro-traficante es muerto, y sus vecinos hacen un encuentro de música, baile y estridencia, que sorprende por la cantidad de personas que asisten.

Añadió que en Colombia se dieron experimentos de personas ligadas directamente a las drogas que realizaron labor social, y  llegaron al Congreso,  siendo esa una muestra de las debilidades de la democracia.

Afirmó que la única forma de mantener la democracia dominicana es llevando comida, medicinas, trabajo y seguridad social a las familias marginadas.

Al mal hay que combatirlo y a los delincuentes meterlos en las cárceles, pero la prevención es lo único que evitará que siga creciendo la legión de los que viven al margen de la ley.