El presidente electo, Luis Abinader, y el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta. Foto Pablo Matos.
A las 9:50, 10 minutos antes de lo esperado (¿será un preludio de otro Presidente puntual?), se vio llegar al Palacio Nacional la caravana de vehículos del presidente electo, Luis Abinader. Lo recibieron las imponentes escalinatas y la fachada frontal de la casa de gobierno, con una alfombra roja en medio de un cordón militar del Primer Regimiento de la Guardia Presidencial. Vestían trajes de gala: pantalón azul marino, chaqueta, quepis y mascarillas blancos.
Abinader cruzó entre los 24 fusiles mauser con bayoneta que empuñaban, acompañado de su vicepresiente, Raquel Peña, y su hombre de confianza, Roberto Fulcar. Arriba lo esperaron José Ramón Peralta, ministro Administrativo de la Presidencia, Gustavo Montalvo, ministro de la Presidencia, y Flavio Darío Espinal, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo.
Al ellos recibir a Abinader, tornaron sus caras serias en sonrisas que se pudieron ver a pesar de las mascarillas. Peralta le dijo algo al oído, y todos decidieron entrar.
La hermosa cúpula del Palacio, tan vistosa desde afuera, cobijó la cabeza de Abinader por primera vez.
Junto a la multitud de periodistas, camarógrafos y fotógrafos se adentraron por un pasillo hasta el despacho del presidente Danilo Medina. Permitieron que los empleados de la Prensa entraran a capturar el momento. Luego de las fotos saludándose con caras sonrientes, empezó la reunión a puertas cerradas a la que no tuvimos acceso.
De inmediato, el vocero de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena, empezó a preparar el vestíbulo con micrófonos y altavoces para que el presidente electo hable a su salida.
Una hora después, los guardias continuaban debajo del sol esperando por su nuevo jefe. A unos el astro Rey le daba en la frente, a otros en la nuca.
A las 11:01 de la mañana salió la visita por el mismo pasillo en que había entrado. Abinader ocupó el micrófono. Con soltura y balanceando cuerpo y cabeza al mismo tiempo, se refirió a comisiones para la transición de gobierno.
Sobre el estado de emergencia, dijo que ahora todo debe hacerse en comunicación constante con él. Con menos miedo que antes, cedió a una pregunta que tal vez no pensaba responder hoy: no habrá Despacho de la Primera Dama.
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Sonaron nombres que hace tiempo no se escuchaban cuando se hablaba de poder: Lisandro Macarrulla, Sonia Guzmán, Jochi Vicente, Miguel Ceara, Darío Castillo, Gloria Reyes, entre otros.
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Mientras hablaba, Abinader estaba adelante, la vicepresidenta Raquel Peña al lado y su coordinador de campaña, Roberto Fulcar, a la izquierda. Los funcionarios del viejo gobierno se colocaron a la izquierda; fuera de la foto.
Terminadas sus palabras, Peralta, Montalvo y Espinal lo acompañaron a la salida y se quedaron con rostros cabizbajos, tal vez por el sol, esperando a que el presidente electo abordara su Lincoln Navigator 2019.
Los camarógrafos grabaron hasta que se perdió de vista la caravana del nuevo gobernante, y nadie se dio cuenta que los funcionarios aún activos entraron rápidamente a las oficinas del Palacio Nacional.
Los guardias dieron un giro a la izquierda y marcharon en dos filas fuera del sol ardiente. A ellos, como a todos, ya sólo les queda esperar por el cambio de Gobierno y que lleguen al Palacio Nacional sus nuevos inquilinos.