Luis Castillo, tras su tercer Guante de Oro

Luis Castillo, tras su tercer Guante de Oro

JUPITER.- Alguien le dijo una vez a Luis Castillo que cuando ganara su primer Guante de Oro, los demás caerían en sus manos de manera automática, pero el dominicano sabe demasiado bien que esa es solamente una verdad a medias.

Por eso, tras su primer premio en el 2003, el intermedista de los Marlins estuvo casi perfecto en el 2004 con un magnífico promedio ofensivo de .991 y terminó sin cometer error -270 lances inmaculados- en los últimos 58 juegos.

Ahora busca mejorar mucho más todavía.

»»Deseo un tercer Guante de Oro y por eso no me confío»», manifestó Castillo. «He entrenado mucho para seguir acorralando el margen de error que pueda tener mi defensa. Siempre hay espacio para la corrección»».

En su caso, no mucho. Jugando al lado del paracorto venezolano Alex González y gracias a sus prodigiosas manos, Castillo es un invitado habitual a los recuentos de los mejores engarces en los noticieros nocturnos de televisión.

Su estilo no es estridente, pero su mayor virtud reside en realizar con igual efectividad las jugadas espectaculares y las de rutina. El dominicano es de los que se arriesga, pero sin malgastar energías.

»»Desde que sale el batazo, hago una especie de cálculo mental en un segundo»», explicó Castillo en el campo de entrenamientos de los Marlins en Júpiter. «Ya uno sabe si la bola puede ser capturada o no, y entonces el resto del cuerpo y los reflejos obedecen a esa orden. Soy rápido y eso me ha dado buenos resultados»».

Pero cuando Castillo llegó a los Marlins siendo apenas un adolescente directo de la República Dominicana su proceso de toma de decisiones casi no existía y la inseguridad lo hacía cometer demasiados errores.

Todos en la organización de los peces estaban convencidos de su enorme talento, menos el propio Castillo.

Primero el cubano Tony Taylor, y luego el coach de primera base, Perry Hill, se ocuparon de hacer crecer al quisqueyano hasta llevarlo a la élite de su posición, y el resto es historia y presente.

»»Si me preguntaran ahora cuál es la debilidad de Luis a la defensiva, no podría encontrarla»», afirmó Hill, expresándose con un pasmoso convencimiento de la calidad de Castillo. «Ha llegado al punto en que lo hace todo bien. Su sentido de la oportunidad y de la colocación son tremendos, sus manos son prodigiosas. No por gusto le han dado esos Guantes de Oro»».

Si algún sabor amargo le dejó el 2004 fue su caída de los .300 -bateó para .291- luego de dos años consecutivos sobrepasando esa marca, pero todo se debió a una pequeña fractura en su dedo meñique de la mano izquierda.

A pesar de todo, el dominicano fue el segundo en infield hits (43) de la Liga Nacional sólo por detrás de su propio compañero de equipo Juan Pierre (51) y fijó una marca personal y para intermedistas en la historia de los peces con 47 impulsadas.

Ciertamente, ya no es aquella amenaza que solía ser en las almohadillas desde que en el 2002 fuera sometido a una operación en la cadera, pero eso no quiere decir que haya olvidado el oficio.

En 25 intentos de robo de base en el 2004, solamente fue capturado cuatro veces.

»»Si la salud me acompaña este año, espero regresar a los .300, robar más bases y anotar muchas carreras»», adelantó Castillo, refiriéndose a sus metas para la venidera justa. «Dicen que Juan y yo somos las bujías del equipo y por eso nos proponemos darle más chispa a la alineación»».

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