“De ahora en adelante deberán desaparecer los hombres que se creen imprescindibles, porque la alternabilidad se ha consagrado para siempre, ¡y el pueblo soberano deberá defenderla!” Luis Abinader, discurso de proclama de la Constitución octubre 2024
En el día de ayer el presidente Luis Abinader hizo una decorosa y trascendente entrada a la historia al proclamar una nueva Constitución que cercena el reeleccionismo continuista, factor cancerígeno contra la aspiración de los dominicanos de articular un modelo de desarrollo integral en democracia.
Pedro Santana, Buenaventura Báez, Lilís Heureaux, Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández Reina figuran entre los principales autores de 37 reformas constitucionales hechas para beneficiarse ellos mismos, aguijoneados por su ambición desmedida de poder.
Esos presidentes incurrieron en todo tipo de atropellos a la ley y a la institucionalidad, desde brutales asesinatos políticos, amputación de las libertades y los derechos ciudadanos, corrupción e impunidad, hasta el secuestro de instituciones, como ocurrió con los poderes Judicial, Electoral y Contralor de la nación en los 20 años de gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina.
Con sus reformas a la Constitución para poner varios candados al reeleccionismo continuista; democratizar la elección y fortalecer al Ministerio Público; fortalecer al Consejo Nacional de la Magistratura, órgano colegiado con participación opositora; unificar las elecciones municipales, legislativas y presidenciales.
Para reducir además el número de miembros de la elefantiásica Cámara de Diputados, entre otros cambios, Abinader promueve un efectivo afianzamiento de las instituciones, base de la democracia, que es a su vez el marco más propicio para el desarrollo económico e integral de los pueblos.
Precisamente en estos días ha sido informado el otorgamiento del premio Nóbel a tres economistas por haber aportado la tesis de que la existencia o carencia de sólidas instituciones ha sido la causa eficiente de la riqueza o del atraso y la pobreza histórica en naciones como la nuestra.
El mismo criterio lo aportó hace más de 50 años Juan Bosch, cuando en una de sus explicaciones de lo que caracterizó como “arritmia histórica” de nuestra nación, una base de las bases de nuestra pobreza, se debe a que fuimos colonizados por España, una de las potencias más atrasadas en los tiempos de la conquista.
Qué pena que los “herederos” de Bosch renieguen por completo de la institucionalidad democrática, incluso boicoteando la proclamación de una nueva Constitución como la que celebramos ayer.