Luis Marino López “nació vendedor”

Luis Marino López “nació vendedor”

Por ALEIDA PLASENCIA
El dueño de la cadena de restaurantes Adrian Tropical, Luis Marino López, nació vendedor, comenzó “chiripiando” a los ocho años de edad. Vendía aguacates en batea, helados en un termo, distribuía periódicos y limpiaba zapatos.

A los doce años de edad trabajó en ebanistería,  luego en un colmado. A  los 17, en 1980, vendía libros a crédito a sus compañeros de estudio de contabilidad en la universidad.

 Posteriormente, paralelo a un empleo en una tienda de piezas de vehículos, vendía sandwiches de pierna de cerdo, pollo y res en un carrito en la avenida Tiradentes esquina Camino Chiquito.

 Luis Marino, oriundo de San Francisco de Macorís, vive  en la capital desde los siete años de edad.

Al ser el hijo mayor de una familia de nueve, asumió desde niño la responsabilidad  de ayudar económicamente sus hermanos.

El dinero que ganaba en las ventas  lo llevaba intacto al hogar, lo entregaba a la familia. “Esto me daba gran satisfacción”, sostiene.

En 1988, al decidir casarse,  se vio en la necesidad de aumentar sus ingresos económicos. Paralelo a un empleo en una tienda de piezas de vehículos donde era encargado de almacén y había cosechado mucho éxito,  puso un puesto de  vender sandwiches en un “carrito”.  Fue todo un éxito, cuenta.

El asedio de la Policía, por ocupar un sitio público con el “carrito” lo obligó a buscar otro lugar para el negocio. Consiguió un solar rentado en la avenida Abraham Lincoln. Ahí estableció  una “fritura para ricos”.

Luego lo convirtió en un  restaurante: Lumis Park, empresa que más adelante, por circunstancias desagradables,  tuvo que vender  a los dueños del solar, quienes eran sus socios en el negocio. Más adedelante recuperó a Lumis Park y le cambió el nombre, por Adrian Tropical.

Actualmente tiene cuatro  restaurantes Adrian Tropical, y dos lavanderías. Emplea  518 personas, lo que para Luis Marino representa su “ mejor trofeo”.

EXITO

 Luis Marino cuenta que  ha levantado sus empresas  en base a trabajo arduo, ingenio, valoración al cliente como ser humano, y criterio de negocio.

No ve el negocio como una mina a la que hay que explotar para hacerse rico, sino como un negocio que es un proyecto de vida y hay que hacer de él una cultura y crecer a largo plazo.

“Siempre he dicho que los negocios son un concierto, y cuando uno toca un concierto integra muchos elementos que juntos generan un sonido armónico. Eso   es lo que genera la atracción del que escucha la música”, sostiene Luis Marino. En sus negocios ha  sabido combinar calidad en el ambiente, buen sabor de la comida.

La comida de sus restaurantes  se identifica con la  gastronomía del país y del Caribe. En la preparación del  menú,  se nutre de la experiencia de un grupo de empleados que antes laboraban en restaurantes, hoteles, negocios de parrilladas y otros. “Además, soy muy buen comensal

La calidad en el servicio la enfoca en el ser humano. “Valoramos al ser humano”.

 PRECIOS

“Siempre trabajamos con precios justos y servimos al cliente con amor”, sostiene.

Entre las ofertas de Adrian Tropical está el plato del día: bufé variado   los siete días de la semana, de 11:30 de la mañana a 3:00 de la tarde  por RD$114 por persona.

También ofrece un bufé desayuno por un precio similar, en un área especial donde los empleados visten uniforme diferente al resto. “Ahí cargamos  la gente de energía positiva”, sostiene  Miguel Lugo, gerente de Adrian Tropical de la avenida  Abraham Lincoln.

Para cada vez dar mejor servicio, Luis Marino se ha entrenado en  alta gerencia,  ha realizado cursos de crecimiento, estrategias de mercadeo, venta y solución de conflictos.

Está convencido de que para desarrollar un negocio tan exitoso hay que tener fe en Dios, en uno mismo y el entorno.

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