Luis R. Santos se entrevista

Luis R. Santos se entrevista

UNA PREGUNTA CLÁSICA, ¿EL ESCRITOR NACE O SE HACE?
Ambas cosas. Nadie puede ser escritor si no tiene talento; pero para que ese talento salga a flote es necesario el estudio, la práctica constante de la escritura y la lectura. Un escritor es básicamente o en buena medida fruto de sus lecturas.

Y LA EXPERIENCIA, EL MUNDO, SU DISCURRIR, ¿QUÉ PAPEL JUEGA EN LA ESCRITURA?
Algunos teóricos afirman que es más importante vivir que leer; que los conflictos, aventuras, amores, desamores, crisis económicas, guerras, que vive un escritor terminan siendo de gran impacto en el proceso creativo. En mi caso, algunas experiencias han sido contadas en algunas novelas. Incluso, mi novela más conocida, Memorias de un Hombre Solo, nace de mi antigua, y no tan antigua, adicción al Black Jack, juego por el cual siento una atracción irresistible, al extremo de que tengo que vivir en una constante batalla espiritual para mantenerme alejado de esa bella maldición que es el juego de cartas.

¿SIGNIFICA ESO QUE LA NOVELA TIENDE A SER UNA AUTOBIOGRAFÍA DEL AUTOR, EN MUCHOS CASOS?
No necesariamente; es lógico que muchas de las historias que uno lee tengan algunos fragmentos que hayan sido creados a partir de las vivencias del autor; pero no siempre es así. Recuerde que el trabajo de todo escritor es subvertir la realidad aunque se trate de una novela que pudiera llamarse realista. Cuando alguien decide escribir ficción debe olvidarse de la realidad aunque, paradójicamente, esta sea materia prima importante en las historias que cuente.

¿CÓMO ENCARAS EL PROCESO CREATIVO?
Creo que cada escritor tiene su propio método a la hora de escribir. El mío es simple: me viene una idea para un cuento o una novela. Esa idea empieza a ganar fuerza en mi cabeza, tanto, que me veo compelido a sentarme a escribir en torno a esa idea. A partir de ahí todos los escritores nos parecemos: imaginamos, soñamos, pensamos, escribimos. A medida que se intenta avanzar, nuevas historias, nuevos personajes, nuevos escenarios se van incorporando al proceso. Cuando de cuentos se trata, usualmente me siento a escribirlos cuando ya tengo la historia terminada en la cabeza. Y siempre recomiendo a los estudiantes que nunca se sienten a escribir un cuento si no saben cómo va a terminar. Ya sabes lo que sigue: mucha escritura y reescritura. Muchos cortes de bisturí en el cuerpo del texto, hasta que uno entienda que está terminado, lo que es una falsa creencia: un texto nunca se termina de escribir.

HABLEMOS DE INFLUENCIAS EN TU CARRERA DE ESCRITOR
En sus inicios, casi todos los escritores han sentido un fuerte atractivo por las obras de ciertos maestros o escritores consagrados. Como ha sucedido a casi todos los latinoamericanos nacidos a partir del Boom, empecé leyendo a García a Márquez, Cortázar, Rulfo, Borges, entre otros. Cuando descubrí a Juan Carlos Onetti desde un principio quise parecerme a él. Al transcurrir el tiempo supe que es imposible parecerse a ciertos genios, que cuando intentas imitarlos o copiarlos, terminas haciendo el ridículo. No se puede imitar la genialidad.

HOY, ¿SIGUES LEYENDO A LOS PRINCIPALES ESCRITORES DEL BOOM?
Al diablo Cortázar, García Márquez y compartes. De ese grupo de vez en cuando releo a Borges, autor del mejor cuento escrito en español, Emma Zumz, y por supuesto que a Onetti y algo de Rulfo y Carlos Fuente.

CINCO NOVELAS QUE TE HAYAN IMPACTADO.
Sostiene Pereyra, de Antonio Tabucci; Trópico de Cáncer, de Henry Miller; El Castillo, de Franz Kafka; la Colmena, de Camilo José Cela y Pálido fuego, de Vladimir Nabokov.

CINCO CUENTISTAS.
Juan Carlos Onetti, Francis Scott Fizgerald, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Virgilio Díaz Grullón.
Veo que, contrario a otros escritores, no sientes admiración por Cortázar.
Cortázar te deslumbra con sus juegos literarios cuando eres principiante; luego descubres auténticos maestros, y lo relegas.

En varias oportunidades he escuchado a ciertos críticos o intelectuales decir que la baja calidad de las obras dominicanas se debe al déficit de lectura de los autores.

Recientemente leí una entrevista que hicieran a Basilio Belliard y tocó ese tema. Sucede que un grupo de sabios dominicanos, por el hecho de haber leído Ulises, de Joyce, o En Busca del Tiempo perdido, de Marcel Proust, se creen los grandes eruditos. Cada autor sabe qué necesita leer, además, la lectura es un mecanismo mediante el cual un individuo busca placer, y lo que me interesa a mí no necesariamente te interesa a ti.

¿CÓMO VISLUMBRA EL FUTURO DE LA LITERATURA?
Me gustaría ser vidente; pero aun sin serlo me aventuro a decir que ese mundo fascinante de principios y mediados del Siglo XX quedó en el pasado; a medida que avanza la civilización del espectáculo, donde la imagen predomina por encima de todo, la literatura va siendo relegada cada día más, al extremo de que con el paso del tiempo será atractiva solo para una irrelevante minoría; lo que no significa que vayan a morir o desaparecer los principales géneros literarios.

Y DE LA LITERATURA DOMINICANA, ¿QUÉ?
Lo que no existe no tiene pasado ni presente ni futuro.
Pienso que es una exageración decir que no existe una literatura dominicana.
Donde no existen lectores es complejo hablar de la existencia de una literatura, al extremo de que los escritores dominicanos somos nuestra mejor ficción, porque creemos que existimos, sin existir. Fíjate que antes teníamos dos editoras internacionales, que publicaban narrativa, y decidieron largarse. Ya sabes las razones.

SI NO EXISTE UNA LITERATURA DOMINICANA TAMPOCO EXISTE UNA CRÍTICA.
Ciertamente, cuando la literatura de un país empieza su decadencia, la crítica suele ser la primera víctima; más aun si sabemos que aquí nunca ha habido una camada de auténticos críticos, sino una parvada de megalómanos resentidos que han pregonado que los autores dominicanos no son dignos de ser leídos. De todas maneras, el escritor es quien crea críticos, no lo contrario.

¿TIENES ALGUNA RECOMENDACIÓN PARA LOS JÓVENES QUE SE AVENTUREN A INICIAR UNA CARRERA COMO ESCRITOR?
Que si lo que buscan es fama y fortuna, que ingresen a un partido político o formen una agrupación de bachata o reguetón, porque podrían sufrir grandes frustraciones al descubrir que eligieron un oficio cuyo única recompensa es esa, escribir, aunque sea para ellos mismos o para una amante desquiciada que pueda sentirse atraída por un poeta o un novelista.

¿QUÉ PIENSAS DE LOS PREMIOS LITERARIOS?
Son importantes cuando empiezas. Siempre estás buscando una oportunidad de ser reconocido. Al paso del tiempo dejas de participar porque te das cuenta de que muchas veces no evalúan la obra sino al autor. En torno a los grandes concursos internacionales, pienso que es una forma optimista de perder el tiempo: no importa qué tan buena sea tu obra. Eres de República Dominicana y ninguna editora va a invertir miles de dólares en un autor originario de un país donde no existe un mercado del libro importante.

SI NO HUBIESES SIDO ESCRITOR, ¿QUÉ OTRA COSA TE HUBIESE GUSTADO SER?
Todavía hoy sueño con ser pianista. Me imagino desnudo al piano con una botella de vino, interpretando los Nocturnos de Chopin, mientras una chica absorta me observa entre la admiración y el deseo. Lamentablemente, tengo un oído más desafinado que el de un coro de políticos, así que moriré con esa frustración.

¿QUÉ ESCRIBES EN ESTOS MOMENTOS?
Estoy escribiendo una autografía que alguien me pidió. Durante este proceso he descubierto lo placentero que es escribir sobre uno mismo; máxime cuando otros no lo hacen.

FINALMENTE, ¿PIENSAS EN LA MUERTE?
A veces, pero no la temo. Temo a cosas de la vida, a los dueños del poder; temo a los fundamentalismos religiosos. Y sobre todo, a la estupidez humana. Espero que cuando esta venga por mí me encuentre en una gran bodega de vino, leyendo El libro del Desasosiego de Fernando Pessoa, con un buen tinto de Bordeaux o de la Ribera del Duero o de Napa Valley en la mano. Entonces la muerte será un gran regalo, el mejor premio literario.

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