El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se presentó ayer por primera vez ante un juez como acusado de “obstrucción a la justicia” en el escándalo de Petrobras y, además de alegar inocencia, se dijo víctima de una “persecución política».
Lula prestó declaración ante el magistrado Ricardo Leite, del décimo tribunal penal de Brasilia y quien en julio del año pasado aceptó los cargos que le imputan haber intentado sobornar a un exdirector de la petrolera estatal con el fin de comprar su silencio y evitar que colaborara con la investigación de esa trama corrupta.
A las puertas del tribunal se reunió una treintena de seguidores del exmandatario que le aclamaron como candidato para las elecciones que se celebrarán en octubre de 2018, en las que será escogido el sucesor de Michel Temer, en el poder desde agosto pasado, tras la destitución de Dilma Rousseff, ahijada política de Lula. El dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) evitó contactos con los periodistas, pero parte de su declaración fue difundida por el tribunal.