Brasilia.- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien el pasado viernes recuperó su libertad tras pasar 580 días en la cárcel, lamentó este domingo el “golpe de Estado” que llevó a renunciar al mandatario boliviano, Evo Morales.
“Acabó de saber que hubo un golpe de Estado en Bolivia” y que “el compañero” Morales “fue obligado a renunciar”, escribió Lula en su perfil de la red social Twitter.
“Es lamentable que América Latina tenga una élite económica que no sepa convivir con la democracia y con la inclusión social de los más pobres”, añadió el exmandatario, que gobernó Brasil entre 2003 y 2011 y convivió parte de ese tiempo en el poder con Morales, quien estaba en el cargo desde enero de 2006.
Lula, líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT), recuperó este viernes su libertad tras pasar un año y siete meses en prisión, condenado a ocho años por corrupción, gracias a un cambio en la jurisprudencia decidido por la Corte Suprema.
La manifestación de Lula sobre la renuncia de Morales siguió a la reacción de la presidenta del PT, la diputada Gleisi Hoffmann, quien también condenó lo que calificó de “golpe” en Bolivia. “La derecha no combina con la democracia. Otro golpe en América Latina”, escribió Hoffmann, también en su cuenta de Twitter, cuando aún Morales se dirigía a los bolivianos para informar sobre su decisión de dimitir.
Morales renunció en medio de violentas protestas por supuestos fraudes en las elecciones del pasado 20 de octubre, y horas después de haber convocado otros comicios, como recomendó la Organización de Estados Americanos (OEA), que dijo haber detectado irregularidades graves en el cómputo de los resultados.
“Sacar a Evo de la presidencia, desconocer el resultado de las elecciones y no se someter a otra es típico de la élite atrasada y sumisa al capital”, agregó Hoffmann, quien alertó de que “ahora van a quitarle los derechos” al pueblo boliviano.
“Ya conocemos ese ‘script’”, indicó la diputada, en una aparente alusión al proceso que, en 2016, condujo a la destitución de la entonces presidenta brasileña Dilma Rousseff, también del PT y una suerte de ahijada política de Lula.