BRASILIA (AFP) – El presidente Luiz Inacio Lula da Silva, bajo la presión del escándalo que lo obligó a cambiar su equipo de campaña, llamó a sus partidarios a “ocupar las calles” y se dijo convencido de que podrá ganar la elección en la primera vuelta del próximo domingo. “Nunca hablé de la primera vuelta porque tengo los pies en el suelo y porque tengo modestia. Pero ahora lo digo: vamos a ganar la elección el domingo”, afirmó Lula a una semana exacta de los comicios, en un mitin en Sorocaba (interior de Sao Paulo), ante miles de partidarios.

El sábado, en Minas Gerais (sudeste), llamó a sus seguidores a “ocupar las calles” durante la última semana de campaña, para contrarrestar la ofensiva opositora y “explicar” el programa de la coalición que lo apoya, liderada por el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).

El llamamiento se produce en momentos en que los sondeos le siguen asegurando al ex líder sindical una victoria en la primera vuelta, aunque con una erosión constante que podría hacerlo caer por debajo del 50% necesario para triunfar, lo cual le obligaría a disputar un balotaje con el socialdemócrata Geraldo Alckmin, el 29 de octubre.

Un sondeo Ibope divulgado por el diario O Estado de Sao Paulo del domingo le atribuye a Lula 52% de votos válidos; el 21 de septiembre estaba en 54% y el 27 de agosto en 60%.

Alckmin, por su lado, creció en esta semana de 33% a 36%, de acuerdo con la encuesta realizada con un universo de 2.002 entrevistas y un margen de error de dos puntos porcentuales.

“Esperamos movilizar a muchos militantes, con más energía, ahora que las encuestas muestran que a causa de los ataques de Alckmin perdimos uno o dos puntos”, dijo a la AFP un responsable de la campaña de Lula.

Alckmin centró en los últimos días su ofensiva en el escándalo que obligó a Lula a destituir a su jefe de campaña, Ricardo Berzoini, y a otros allegados, tras la detención el viernes 15 de dos personas ligadas al PT con cerca de 800.000 dólares en efectivo; el dinero estaba supuestamente destinado a comprar documentos comprometedores sobre los principales líderes opositores.

El programa de propaganda electoral de Alckmin el sábado por la noche mostró las fotos de todos los allegados del presidente que cayeron por este último escándalo o por el del ‘salariazo’ (presuntos sobornos pagados a diputados) que en 2005 ocasionó la renuncia de los principales ministros del gobierno y los máximos dirigentes del PT.

En ambos casos, Lula dijo no haber estado al tanto de lo que ocurría, lo cual le valió la ironía de Alckmin: “Y el presidente, de nuevo, no sabe, no vio y no oyó nada”.

En el mitin de Sorocaba, Lula replicó: “Pueden denunciar. Hagan lo que quieran (…). No hay problema. Vamos a ganar con la cara limpia”, y añadió:“Esta campaña no es la de un candidato contra otro. Esta campaña es la del pueblo trabajador contra la elite aristocrática”.

Al igual que el año pasado durante la crisis del ‘salariazo’, Lula atribuyó las denuncias a intenciones golpistas. El sábado, dijo que sus adversarios están “ansiosos por saber si existen otros medios, que no sean los de la elección democrática, para evitar que dirijamos el país”.

Alckmin replicó: “No hay golpismo”, y agregó que el presidente Fernando Collor, obligado a renunciar en 1992 por denuncias de corrupción, “cayó por mucho menos” que los escándalos actuales.

“Lula percibe que sus chances de ganar en la primera vuelta son menores, y quiere contrabalancear eso con la militancia en la calle. La percepción es que la elección se jugará por un margen muy apretado, que Lula obtendrá de 49% a 51% de los votos”, dijo a la AFP el politólogo David Fleischer, de la Universidad de Brasilia.