BRASILIA (AFP).- El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, pidió este lunes a sus compatriotas que no se impacienten para empezar a palpar los cambios sociales prometidos antes de llegar al poder hace dos años.

   «Esperen, que 2005 será mucho mejor», dijo Lula a los oyentes del programa quincenal «Café con el presidente».

   «Siempre digo lo siguiente: que no podemos tener mucha prisa (…) no podemos hacer nada precipitado», subrayó el ex líder sindical, elegido como candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).

   «Tengo la convicción de que tenemos que hacer las cosas con mucha tranquilidad; hacer las cosas a su tiempo, porque no podemos errar. Un error puede significar un retroceso de dos años, tres años, cuatro años, y mi objetivo no es errar», advirtió.

   Lula se dijo «optimista» y recalcó que el ajuste económico de 2003, que provocó un estancamiento de la economía, sirvió para «poner la casa en orden» y «tener un 2004 mucho más feliz», con la reactivación que se ve «sea en el crecimiento del turismo, sea en el crecimiento de la industria, sea en el crecimiento de la generación de empleos».

   Alegó que el gobierno avanzó en la distribución de renta y en la generalización de planes de salud para la población.

   «El salario mínimo en 2005 va a ser mucho mejor», dijo Lula, recordando que subirá de 260 a 300 reales en mayo próximo (unos 110 dólares, al cambio actual).

   «Creo entonces que las cosas están andando, y es por eso que les decimos a nuestros oyentes: esperen, que 2005 será mucho mejor», declaró.

   Todo indica que los brasileños están dispuestos a creerle: un sondeo de opinión realizado por el instituto DataFolha y divulgado este lunes mostró que el 65% de los ciudadanos del país se manifestó confiado en que mejorará el próximo año, siendo que en octubre pasado el porcentaje de los que creían que su situación económica mejoraría en los próximos meses era 56%.

   En relación a 2004, el 52% de los entrevistados dijo que su vida mejoró este año y un 20% afirmó que fue peor. Al evaluar la vida de toda la población brasileña, 44% aseguró que cree que mejoró y un 19% que la vida en el país empeoró.

   La encuesta, que fue realizada entre el 14 y el 17 de diciembre, consultó 4.291 personas en 154 municipios de todo Brasil.

   Lula está convencido de que su destino, y el destino de Brasil, están guiados por la mano de Dios, ya que de otro modo no se explicaría su currículum de niño pobre del nordeste que llegó a la presidencia de la primera economía sudamericana.

   «… un niño nacido en Garanhuns (estado de Pernambuco), de una familia pobre, que pasó por lo que yo pasé, sólo puede tener la mano de Dios. Y en el gobierno, si no tuviera la mano de Dios, no conseguiría hacer las cosas en las que creo, y por eso considero que Dios ha sido muy generoso. Y estoy agradecido», dijo Lula.