Lula rechaza usar sexo o raza como criterio para nombrar al próximo magistrado del Supremo

Lula rechaza usar sexo o raza como criterio para nombrar al próximo magistrado del Supremo

Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este lunes que no tomará el género o la raza como criterio para seleccionar al próximo candidato para el Supremo Tribunal Federal, pese a la petición de activistas y asociaciones judiciales de que nombre a una mujer negra.

“El criterio no va a ser ese; voy a escoger a una persona que pueda atender el interés y la expectativa de Brasil”, declaró en una rueda de prensa Lula, quien evitó aclarar cuándo anunciará el nombre para la vacante que se abrirá a principios de octubre con la jubilación de la actual presidenta del tribunal, Rosa Weber.

El mandatario destacó, además, que elegirá a alguien que “tenga respeto, pero no miedo” de la prensa y que vote “adecuadamente” sin estar pendiente de lo que dicen los medios de comunicación.

Después de que Lula nombrara en junio a su abogado personal Cristiano Zanin para otra vacante, una coalición de organizaciones de derechos humanos y asociaciones de juristas lanzó una campaña que ha recibido miles de firmas y el apoyo de la ministra de Igualdad Racial, para proponer que el mandatario nombre a una mujer negra.

En 132 años desde la instauración de la república, el Supremo Tribunal ha tenido solo a tres hombres negros y tres mujeres blancas, pero a ninguna mujer negra, si bien el 56 % de la población brasileña se considera afrodescendiente.

En su primer mandato como presidente (2003-2006), Lula nombró a Joaquim Barbosa, el tercer y último hombre negro en llegar al tribunal y que se jubiló en 2014.

Pese a las reclamaciones por la falta de representatividad, los favoritos esta vez son hombres nombrados por Lula para otros cargos en el Ejecutivo- Flávio Dino, ministro de Justicia, y Jorge Messias, abogado general de la Unión.

Al mismo tiempo, el presidente se pronunció este lunes contra la “disputa entre el poder político y el judiciario”, y a favor de que “cada uno cumpla su función” y que el “poder judicial juzgue».

El Supremo Tribunal tiene actualmente en sus manos juicios sobre temas sensibles como el aborto y la descriminalización de la marihuana, rechazados por gran parte de un Congreso dominado por partidos conservadores.