Brasilia. (EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió ayer el relevo de la antorcha de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro y expresó su deseo de que Brasil llegue a ser sede de unos Juegos Olímpicos.

   «Suramérica y América Latina no pueden seguir siendo tratadas como regiones del tercer mundo, que no están en condiciones de organizar eventos como estos», declaró Lula en una ceremonia oficial celebrada en el Palacio presidencial de Planalto.

   «Espero que el 29 de julio (cuando concluirán los Panamericanos), Brasil le habrá demostrado al mundo que está en condiciones de ser sede de cualquier evento deportivo», aseguró Lula, quien también apoya con fervor la candidatura del país como organizador del Mundial de Fútbol del 2014.

   El presidente también se refirió a los temores que existen en relación a los altos índices de violencia que sufre Río de Janeiro, una ciudad que en los últimos meses ha estado atenazada por bandas de narcotraficantes que chocan constantemente con la policía.   «De vez en cuando alegan que en Brasil hay mucha violencia, como si en otros lugares del mundo no la hubiese», dijo Lula, quien afirmó que para los próximos Juegos Panamericanos «se montará en Río de Janeiro el más moderno sistema de seguridad que el país haya conocido».

    Tras el acto solemne, el ministro de Deportes, Orlando Silva, y el presidente del comité organizador de los juegos, Carlos Arthur Nuzman, encendieron una pira instalada frente a la puerta principal del Palacio presidencial de Planalto.

   En este fuego, Lula encendió una nueva antorcha, que entregó al ex nadador Gustavo Borges y a la jugadora de voleibol de playa Sandra Pires, primeros relevistas en la capital del país.

   Sujetando al mismo tiempo la antorcha, ambos deportistas descendieron la rampa del palacio, donde Lula acostumbra a recibir a los jefes de Estado en visita oficial y que había sido decorada como una pista de atletismo para la ocasión.