El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, insistió ayer, viernes, en que Israel está cometiendo un “genocidio” en la Franja de Gaza, en plena crisis diplomática entre los dos países tras comparar el líder progresista la ofensiva israelí con el Holocausto.
“Lo que el Gobierno de Israel está haciendo con el pueblo palestino no es una guerra, es un genocidio porque está matando a mujeres y niños”, afirmó el mandatario en un acto en Río de Janeiro, en su primera manifestación pública desde el inicio de la crisis entre Brasil e Israel.
En compañía del canciller Mauro Vieira, el jefe de Estado brasileño elevó el tono y afirmó que no cambia su “dignidad por la falsedad”, en respuesta a las acusaciones que ha vertido en su contra en los últimos días el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz.
“No están muriendo soldados, están muriendo mujeres y niños dentro de los hospitales. Si eso no es un genocidio, no sé qué es un genocidio”, expresó el dirigente progresista.
Crisis diplomática
La crisis diplomática se desató la semana pasada a partir de una rueda de prensa de Lula en Etiopía, tras participar en una cumbre de la Unión Africana, en la que consideró que la confrontación “entre un ejército muy preparado y mujeres y niños” no había ocurrido antes en la historia, salvo “cuando Hitler decidió matar a los judíos».
La respuesta de Israel fue declarar persona ‘non grata’ a Lula hasta que se retracte y convocar al embajador brasileño en Israel, Frederico Meyer, en el Museo del Holocausto (Yad Vashem) de Jerusalén, lo que Brasil consideró una afronta.
Como respuesta, el Gobierno de Brasil llamó a consultas a su embajador en Tel Aviv y convocó al embajador de Israel en Brasilia para protestar por lo sucedido.
A ello se sumaron los duros ataques de Katz contra el presidente brasileño los días siguientes.
En uno de ellos, el jefe de la diplomacia israelí dijo que la polémica comparación de Lula era “una vergüenza para Brasil y un escupitajo en la cara de los judíos brasileños».
Su homólogo brasileño, Mauro Vieira, respondió entonces de forma dura al tachar de “inaceptables”, “mentirosos” e “indignos” los comentarios de Katz, los cuales describió como “una página vergonzosa en la historia de la diplomacia de Israel».