El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sobrevoló ayer 53 de los 64 municipios declarados en situación de emergencia en el estado de Maranhao, uno de los más pobres y localizado en el noreste del país.
Con una comitiva ministerial, Lula se desplazó a la región más afectada y visitó un albergue para damnificados en el municipio de Bacabal, donde recordó que cuando tenía 19 años pasó varias noches en ese tipo de campamentos por las inundaciones de su casa en Sao Paulo.
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“Ya viví en barrios en los que el agua subía hasta un metro y medio y uno se levantaba con cucarachas, ratones y sanguijuelas en la pantorrilla. Por eso sé lo que este pueblo pasa”, comentó Lula.
La visita a la región se da dos días antes de embarcar para su visita oficial a China y Emiratos Árabes Unidos. “Voy a estar siete u ocho días por fuera (de Brasil) y no podía viajar para otro país sin visitar los estados brasileños que están con problemas por las inundaciones”.
Las fuertes lluvias, que se intensificaron desde marzo, han dejado hasta ahora seis muertos y casi 36,.000 familias afectadas, de las cuales 7,500 tuvieron que dejar sus residencias por inundaciones y deslizamientos en esa región. Algunas comunidades han quedado aisladas.