Luperón: ¿del paraíso al infierno?

Luperón: ¿del paraíso al infierno?

 Muchos libros y revistas sobre la navegación por las islas del Caribe hacen la advertencia de evitar en lo posible la República Dominicana por diversos obstáculos. Entre otros, destacan principalmente que  los faros y luces auxiliares están la mayoría de veces apagadas o no existen, que las cartas de navegación oficiales del país están atrasadas y que no indican verazmente las profundidades y otros escollos para una navegación segura por las costas de nuestro país. A pesar de todo esto,   la entrada de veleros principalmente, se han ido  incrementándose, sobre todo en la costa atlántica que es la ruta que las embarcaciones a vela utilizan para salir del Golfo de México y de la Florida rumbo a las islas menores  del Caribe.

La Bahía de Luperón, además de su exuberante belleza, es el lugar estratégico para las embarcaciones que hacen la ruta descrita para hacer escala y descansar unos días; reparar cualquier avería y reabastecerse. Además, en temporada ciclónica, es el mejor lugar para protegerse por sus manglares y porque los vientos vienen de salida en ruta hacia el norte ya debilitados por la cordillera septentrional.

De acuerdo a Liliana Betancourt y colaboradores, en una tesis de grado de la UNPHU titulada “Bahía de Luperón: Apuntes ecológicos para la conservación de un Área Protegida” – que luego editaron en libro –  dicen que para el 2002 se estimaba que transitaban por la ruta del Atlántico entre 20 a 25 mil embarcaciones, de las cuales 508 llegaron a la Bahía de Luperón a pesar de las advertencias antes mencionadas.

 En días recientes Dominican Today (www.dominicantoday.com), un periódico que traduce las principales noticias dominicanas al idioma  inglés y se distribuye principalmente por vía electrónica, publicó un artículo de la autoría de Ken Williams sobre lo que está pasando en la, además histórica, Bahía de Luperón.

Veamos: dice el artículo que en el 2007 aproximadamente 200  veleros llegaron a Luperón de todas partes del mundo ingresando a la economía  dominicana entre 300 y 400 mil dólares por ese concepto. Sin embargo, ese año se reportó unos 40 robos en las embarcaciones con pérdidas para los navegantes de alrededor de 80 mil dólares, sin contar con los robos no reportados.

Lo más preocupante ha sido que cuando los robos han sido reportados a las autoridades locales, las víctimas han sido enviadas de una autoridad a otra  sin que nadie tome ningún tipo de responsabilidad ni muestren ninguna acción para  hacer justicia.

 No hay seguimiento a las denuncias, no arrestan a nadie, no retornan los artículos robados y en una ocasión una cámara oculta en una embarcación tomó el momento del robo y a los ladrones, y cuando mostraron el vídeo a las autoridades admitieron que  los  conocían, pero no  tomaron ninguna acción contra ellos.

El articulista sigue narrando que en los últimos 30 días, desde el 12 de diciembre  pasado se han reportado cinco robos y, en un caso particular, a una embarcación de 42 pies de largo le prendieron fuego con unas pérdidas de alrededor de 250 mil dólares. Esto ha traído como consecuencia que solamente hay en la Bahía de Luperón alrededor de 30 embarcaciones por la falta de seguridad y la actitud displicente de las autoridades locales.

Todas estas noticias desafortunadas van  siendo reportadas a  través del internet en los principales “Cruising Websites” y guías, para continuar advirtiendo evitar la República Dominicana en la trayectoria  de sus viajes.

Es hora ya de diseñar un plan atractivo para que este tipo de turismo  visite nuestro país de forma  segura y placentera.

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