M. Darío Contreras – Austeridad, concertación y transparencia

M. Darío Contreras – Austeridad, concertación y transparencia

Es indudable la favorable disposición ciudadana y la oleada de buenos deseos que acompañarán a las nuevas autoridades nacionales para el inicio del próximo gobierno, por supuesto, con las consabidas excepciones de aquellos que prefieren pescar en río revuelto.

A tono con este positivo fervor ciudadano, nos permitimos subrayar las principales cualidades que, en nuestra opinión, deberán adornar las ejecutorias del Presidente electo para el cuatrienio 2004 2008 y sus colaboradores, para así contar con el apoyo mayoritario de una ciudadanía que se encuentra postrada por una profunda crisis económica y social, necesitada de experimentar un verdadero cambio en la forma antidemocrática en que ha sido gobernada por tanto tiempo.

Para enfrentar con visos de credibilidad la crisis económica, el próximo gobierno tendrá que implantar un verdadero plan de austeridad que se refleje desde el nivel más alto al más bajo de la administración pública. Deberá suprimirse todo aquello que sea o parezca de lujo u ostentación, comenzando con la adquisición de vehículos suntuosos o costosos favoreciendo los económicos o los existentes que así lo sean continuando con los amplios gastos de representación, los frecuentes viajes al exterior, el uso ilimitado de celulares, la eliminación o reducción de los abultados cuerpos de seguridad que se asignan a los altos funcionarios y a ciertas personalidades, las dádivas que sirven para alentar la holgazanería, la reducción de todos aquellos puestos públicos que no cumplen una función («botellas»), tanto civiles como militares, la reducción del consumo eléctrico y los combustibles en las oficinas públicas, entre otros.

Si se quisiese conocer como se manejan con prudencia y mesura grandes capitales dominicanos, que pueden servir como ejemplos de austeridad, les recomendamos a las futuras autoridades que se acerquen a ciertos grupos económicos exitosos como los Vicini, los Corripio y los González Cuesta, para que palpen de cerca como se conducen estos emporios familiares, favoreciendo la efectividad en lugar de los gastos corrientes o compras no justificadas.

Por sus expresiones, creemos que las nuevas autoridades están conscientes de la importancia que tendrá implantar un gobierno que refleje y sea de unidad nacional. Sólo le adicionaríamos que además de representar a los distintos sectores sociales y políticos dominicanos, los futuros funcionarios del gobierno de unidad nacional sean también personas de acrisoladas virtudes y experiencia gerencial. Como hemos afirmado en ocasiones anteriores, un buen funcionario vale más que una buena ley que no se cumple. Nuestro principal problema no es tanto un asunto de constitución o de leyes, sino uno de efectiva gerencia administrativa, en todos los niveles. De nada nos valen los recursos, ya de por sí limitados, si no los sabemos administrar. Por supuesto, cuando hablamos de administración efectiva, asumimos que ésta se rige por valores y principios idóneos que responden a manejos responsables y transparentes, alejados de prácticas deshonestas e indignas. La ciudadanía desea resultados más que excusas o señalamientos.

Sería un grave error el continuar con la política de «borrón y cuenta nueva», como si con el paso de un gobierno a otro se pudieran expiar todos los desmanes y actos reñidos con las leyes y el manejo pulcro de los recursos públicos. La lucha contra la corrupción ya no es un asunto optativo, es un reclamo de carácter mundial. El mismo proceso de globalización exige que los gobiernos y los negocios se tornen cada vez más competitivos en sus respectivos ámbitos. Mediante la transparencia, el nuevo gobierno podrá concitar el apoyo necesario para depurar la administración pública y, al mismo tiempo, conseguir el apoyo necesario para emprender una seria campaña contra la corrupción política y administrativa. La transparencia otorga fuerza moral y legitimidad para emprender acciones de reforma ante prácticas de corrupción e impunidad, como las que han imperado en la República Dominicana por tantos años.

Con las cualidades de austeridad, concertación y transparencia, mancomunadas con una decidida voluntad de cambio como fuera expresada por los votantes en las pasadas elecciones presidenciales, el próximo gobierno dominicano tendrá con qué hacerle frente a los inmensos retos que le esperan.

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