Turín, Italia. El chef Carlos Estévez, delegado oficial de la República Dominicana designado por la Organización Slow Food International en la Feria Terra Madre Salone del Gusto 2022, seleccionó a Macadamia La Loma como la única marca dominicana para representar al país, en la categoría de nueces, en este importante evento.
El enfoque de este año 2022 fue RegenerAccion Alimentaria la cual exhorta a tomar acción por el planeta, por los pequeños productores y las comunidades que han estado en crisis en los últimos años, siendo parte activa de un movimiento de base hacia la transición ecológica, estableciendo economías circulares que sean realmente sostenibles y por consiguiente infinitas”.
En este sentido desde el 2008 al 2014 la empresa La Loma, ha trabajado para desarrollar un sistema de cultivo que abarca desde el vivero de plantas de macadamias, los insumos orgánicos para la siembra, la postcosecha y una planta de procesamiento reconocida mundialmente por sus estándares de sostenibilidad. Este sistema de cultivo inclusivo integra a los agricultores locales en la siembra y cosecha de la macadamia, facilitando el crecimiento económico de cientos de familias y comunidades rurales en las montañas del país.
“Creemos que la macadamia es salud para los seres humanos y para el planeta, y nuestro compromiso es una agricultura que preserve los nutrientes del suelo para que sus frutos se alarguen a través de las décadas”, expresó Don Jesús Moreno, Presidente de La Loma.
En el evento la delegación Dominicana pudo compartir con destacados líderes del segmento de Slow Food como su fundador el revolucionario filósofo Carlo Petrini, quien aboga por la innovación alimentaria. «En ‘Terra Madre’ se buscarán soluciones de acciones locales para los problemas globales», argumentó el nuevo presidente de Slow Food, el ugandés Edward Mukiibi, que en julio pasado reemplazó al histórico fundador del movimiento, el activista y gastrónomo italiano Carlo Petrini.
Slow Food, quien está a cargo del evento, es una organización global, fundada en 1989 para prevenir la desaparición de las culturas alimentarias y tradiciones, contrarrestar los efectos de la vida rápida y combatir la pérdida de interés de la gente por la comida que consume, de donde proviene y como las decisiones de lo que comemos afecta al mundo que nos rodea. Desde su nacimiento el movimiento ha reunido a millones de personas en más de 160 países, trabajando para asegurar que todo el planeta tenga acceso a alimentos buenos, limpios y justos.