Machismo y creencias limitantes en políticas

Machismo y creencias limitantes en políticas

José Miguel Gómez

La responsabilidad social se cumple cuando nos hacemos responsables para cuidar y no dañar al otro (a). Cuando somos capaces de disminuirle los riesgos, las circunstancias negativas; cuando les hacemos menos vulnerable; cuando les protegemos y les facilitamos las oportunidades para el desarrollo psico-social, emocional y espiritual. Es decir, quien me ama no me daña. En la sociedad dominicana existe una proyección e indefensión de género que sustenta creencias distorsionadas y limitadas, pero poderosa e inútil que se hace peligrosa dado que construyen percepciones distorsionadas de la propia realidad, y sustenta un juicio de valor negativo que justifica y refuerza la violencia machista. De esa construcción se aprende, se enseña y se refuerza, a través de la cultura y de los roles asignados, por ejemplo: “la mujer debe ser pasiva, sumisa y obediente, de lo contrario genera sospecha”; “está preparada para su casa, su marido y los hijos”; “la mujer debe ser tolerante, sumisa al marido y al poder”; “es propiedad del marido y la familia”; “si ama debe aguantar, soportar y sufrir”, etc.
Mientras que al hombre le asignan roles, ejemplo: “El hombre debe ser fuerte y macho”; “tiene que tener control, poder y dominio de su mujer y su familia”; “el hombre decide la felicidad y el bienestar de la mujer”; “los hombres no lloran, ni se afligen, ni son débiles, todo lo contrario”, etc. De esas creencias distorsionadas y limitantes es que en los conflictos, crisis, desavenencias y relaciones disfuncionales, es que hombres machistas estimulan y enfatizan sus creencias hasta configurarlas y hacerlas parte de sus resultados y comportamientos, sin medir consecuencias ni riesgos; sencillamente, asumiendo el control, la violencia o la desaparición de la persona que desinfla o desarticula su sistema de creencia, su autoestima y su identidad cultural del yo proyectado hacia la percepción distorsionada de que la persona impotente y en indefensión (vivencia de que nadie puede ayudarle) me está desafiando. En otras palabras, la persona débil y vulnerable. ¿Qué es una creencia? refiere Marita Abrahan, “una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una afirmación personal que consideramos verdadera. De ahí que tus creencias afectan a tu perfección de ti mismo, de los demás y de las cosas, continúa diciendo.
Para desmontar esas creencias machistas y para prevenir la violencia machista, los feminicidios, el abuso sexual, la violencia sexual contra adolescentes y niñas hay que educar, enseñar y reaprender dentro de las familias, las parejas, la escuela, la Iglesia, la junta de vecinos y en todas las dinámicas de la sociedad civil. Pero también hay que confrontar las creencias limitantes en la dinámica política, en los actores políticos masculinos que muestran con su conducta la creencia disminuida y limitante de la mujer, relegándola a un segundo o tercer plano, pues de lo contrario, la acosan, la limitan, o la hace vulnerable y excluyente en las tomas de decisiones, del poder, de las políticas públicas, de las oportunidades al desarrollo sostenible; aunque en los número y estadísticas esté dentro del crecimiento. Es decir, también hay violencia machista en la política, la empresa, en la gerencia, en el trabajo, en la dinámica familiar, en la escuela y en las iglesias. Obteniendo como resultado la negación de la mujer, las adolescentes y de las niñas a un modelo inclusivo, participativo, equitativo y justo.
De esa proyección psico-dinámica es que se niega a la madre que se simboliza, a la hija que se defiende o a la mujer que se ama, pero, que se configuran dentro del rol esperado y asignado, para que no provoque ni relativice la convicción personal del hombre machista. La confrontación es el desmonte sobre las creencias para obtener mejores resultados y esperar comportamientos diferentes. De lo contrario, con mucho dolor, seguirán las muertes a las adolescentes y mujeres vulnerables, mientras continúan leyes y códigos enterrados, decretos que esperan, permisos pendientes y reglas dormidas. La responsabilidad social es hacer menos vulnerable y riesgoso al otro (a), que al final se trata de mí mismo o de los míos, de mi sociedad, de mi mundo; o terminaremos siendo una sociedad de perspectivas limitadas, distorsionada, pequeñas, pobres, que no cumple con la responsabilidad social de cuidar y proteger al otro y, mucho menos, derrotar la violencia machista.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas