Macrobiótica, el menú del equilibrio

Macrobiótica, el menú del equilibrio

En la década de 1880, el doctor japonés Sagen Ishizuka afirmó que varios de los problemas de salud más usuales pueden tratarse con una alimentación que incluyera más cereales integrales, como el arroz, y también más verduras, y publicó sus ideas en dos libros.

A comienzos del siglo XX, el escritor estadounidense de origen nipón, George Ohsawa, siguió la dieta de Ishizuka y le atribuyó la curación de la tuberculosis que sufría. Entonces desarrolló un sistema dietético basado en las ideas del médico japonés, y lo denominó «macrobiótica», derivado de las palabras griegas que significan «grande» y «vida».

Actualmente, decenas de miles de personas de Oriente y Occidente, muy numerosas en países como Francia o Italia, siguen la dieta desarrollada por Ohsawa, la cual se ha materializado en forma de un sistema nutritivo que puede definirse como «una dieta vegetariana más o menos estricta».

[b]Los siete escalones macrobióticos[/b]

La DMB consta de siete niveles, el primero de los cuales se asimila bastante a una dieta vegetariana, mientras que el más elevado, que muy pocas personas observan, propone prácticamente comer sólo cereales y sólo contiene arroz integral. Esta etapa puede ocasionar desequilibrios nutricionales y deficiencias vitamínicas.

Según Ohsawa, el régimen contiene 10 dietas (de -3 a +7): las primeras tienen compuestos de origen animal, en cantidad menor a medida que se sube. A partir de la 3, son vegetarianas, con más presencia de cereal, sobre todo arroz, hasta llegar a la última, en la que sólo se comen granos poco triturados y con poco agua.

Una dieta adecuada puede contener los siguientes alimentos, los cuales tienen un correcto equilibrio entre «yin» y «yang»:

-Cereales integrales: arroz integral, avena, centeno, trigo, trigo sarraceno, maíz, cebada y derivados (harina, pan, pastas).

-Verduras y vegetales marinos. Se recomienda una gran variedad de verduras frescas, así como algas, las cuales se emplean para mejorar el sabor y el valor nutritivo de los platos.

-Frutas. Una mezcla de frutas frescas de la temporada y de la zona donde se habita, que debe incluir algunos productos cítricos.

-Legumbres. Lentejas, garbanzos, judías, guisantes, así como soja y derivados de esta haba proteica, como el tofu o requesón.

-Sopas. Suele incluir habichuelas blancas y lentejas, e ingredientes orientales como el «miso» (soja fermentada) y el «shoyu» (salsa de soja).

-Semillas y frutos secos. Pepitas de calabaza, granos de girasol, ajonjoli, cacahuetes, almendras, avellanas, nueces, castañas.

-Saborizantes. Con moderación se usan una serie de ingredientes para mejorar el sabor de las comidas: sal marina, jengibre, mostaza, vinagre de manzana, ajo, zumo de limón o manzana.

-Animales marinos. Pueden incluirse tres porciones pequeñas de marisco o pescado frescos por semana; las cualidades «yang» de estas comidas se equilibran acompañándolas con verduras de hoja verde, cereales o legumbres, en la misma comida.

[b]A favor, en contra[/b]

Sus partidarios afirman que la DMB no sólo requiere un cambio de alimentación sino también de mentalidad y filosofía vital, y una cierta comprensión y compenetración con la filosofía oriental, para poder practicarla con convicción y asumir los cambios que implica.

Ellos no dudan que la MB aumenta la energía vital, ayuda a vivir plenamente, ofrece una mayor resistencia a las enfermedades e incluso ayuda a curar dolencias muy graves como el cáncer.

Para sus detractores, aunque comer más productos vegetales y naturales, así como menos carnes y elaborados, es saludable, la DMB no sólo es aburrida, pesada y hace pasar hambre, sino que puede dañar la salud, porque su aplicación extrema y prolongada reduce la ingestión de líquidos y causa deficiencias de nutrientes.

Algunos admiten que puede ayudar a desintoxicar el cuerpo y estimular el tracto digestivo, e incluso a reducir el riesgo de sufrir algunas enfermedades y trastornos, siempre que se siga hasta un par de semanas y no más tiempo, y se beban dos litros diarios de agua o bebidas, el mínimo para que el organismo funcione bien.

Según los expertos, la DMB es saludable siempre que se tomen ciertas precauciones. Antes de adoptar una dieta de este tipo hay que consultar a un experto cualificado en este tipo de nutrición, para discutir nuestras necesidades dietéticas, y considerar la posibilidad de seguir un curso de cocina macrobiótica.

Con un enfoque moderado, ajustado a los requerimientos de cada persona, la DMB garantiza una nutrición adecuada y es apta para los vegetarianos más estrictos, como para los que no lo son tanto, y aquellos que incluyen el pescado.

En vez de abandonar con brusquedad la dieta anterior, lo que puede acarrear nutrición insuficiente, insatisfacción gustativa y alteraciones orgánicas, conviene ir sustituyendo los alimentos poco a poco, a lo largo de tres o cuatro meses.

Además, la DMB no es conveniente para las embarazadas o lactantes, personas enfermas o que tengan necesidades nutritivas especiales. Tampoco es recomendable para los niños, porque llena el estómago y puede causar desnutrición.

[b]El menú del equilibrio[/b]

La DMB clasifica los alimentos de modo diferente al occidental: sin tener en cuenta las sustancias nutritivas, como los carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas ó minerales, ni tampoco se atiene a las calorías ni a los grupos alimentarios: lácteos, carnes, pescados, huevos, tubérculos, legumbres, frutas, verduras, pan, pastas, cereales y azúcar.

Tampoco se ajusta del todo a la concepción de la medicina tradicional china, porque si bien emplea el «yin» y el «yang», no utiliza ciertas categorías para catalogar los alimentos, como «los cinco elementos» (madera, fuego, tierra, metal y agua) o «los cinco gustos»: ácido, amargo, dulce, picante y salado.

Entre los alimentos que contienen mucho «yin» se encuentran: el azúcar, el té, el alcohol, el café, la leche, la nata, el yogur y la mayoría de las hierbas y especias. Mientras que entre los que contienen mucho «yang» se incluyen: las carnes rojas, las aves, el pescado, los mariscos, los huevos, los quesos duros y la sal.

Los alimentos con un equilibrio armonioso entre ambas fuerzas son: los cereales integrales, la fruta fresca, las nueces, semillas, verduras de hoja verde y las legumbres.

[b]La dieta de las dos fuerzas universales[/b]

Hoy, los seguidores de la macrobiótica, en general amantes de la vida desacelerada, la alimentación natural y las comidas biológicas, forman una convencida minoría, que cuenta con infinidad de restaurantes especializados, libros de recetas, institutos de enseñanza y sitios Web en Internet sobre esta dieta.

La macrobiótica se sustenta principalmente en la filosofía china de las dos fuerzas naturales, que se oponen pero complementan entre sí. Son el «yin», la fuerza femenina que representa la oscuridad, el frío y la tranquilidad, y por el otro lado, el «yang», el elemento masculino, que representa la luz, el calor y la agresividad. Juntas, ambas fuerzas conforman un todo equilibrado.

Así, las personas en las que predomina el «yin» tienden a ser calmadas y creativas, y las predominantemente «yang» tienden a ser más activas, están más alerta y poseen más vitalidad.

También los alimentos contienen cualidades «yin» o «yang», que en algunos casos son predominantes o bien están equilibradas.

Según la dieta macrobiótica (DMB), para mantener la mente y el cuerpo sanos y en armonía, debe haber un equilibrio entre las dos grandes fuerzas naturales. Pero en general, una de las dos fuerzas siempre tiende a ser más poderosa que la otra, determinando un exceso de «yin» o «yang», que se traduce en la enfermedad.

Para restablecer el equilibrio, y por ende la salud, el nutricionista macrobiótico prescribe una dieta ajustada a las necesidades de cada persona, las cuales son establecidas mediante una exploración física y unas preguntas, y las cuales varían según su naturaleza y alimentación.

[b]Alimentos para el cuerpo y el alma[/b]

La persona con un exceso de energía «yin», que se traduce en problemas como apatía, depresión y dificultad de concentración, debe ingerir más alimentos «yang» para estar más despierta. En cambio, otra persona con demasiado «yang», quien sufre tensión, irritabilidad y no sabe relajarse, debe comer más alimentos «yin», para saber mantener la calma en las situaciones difíciles.

La DMB ideal debe incluir alimentos que equilibren el «yin» y el «yang», y evitar aquellos que sean extremos de una u otra fuerza.

La DMB es baja en energía, es decir en calorías, contiene pocas carnes y grasas saturadas, y azúcar, y excluye los productos animales o artificiales, mientras que es rica en fibra y alimentos vegetales. Por ello puede ayudar a reducir la obesidad, los niveles altos de colesterol, la hipertensión, y el estreñimiento, e incluso disminuir el riesgo de cáncer.

Los macrobióticos recomiendan cocinar al vapor, en olla a presión, así como freír los alimentos de forma rápida y removiéndolos continuamente, para que la comida no pierda propiedades. Estas formas de preparar los alimentos tienen efectos muy saludables, al igual que el modo de comer que propone esta dieta: masticando bien y con tranquilidad para que el cuerpo aproveche las sustancias que ingiere.

Pero llevada al extremo, no suministra las cantidades adecuadas de vitaminas B12 y D y de hierro, lo que puede ocasionar anemia, así como desórdenes nerviosos y mala absorción del calcio.

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