Esta semana, el presidente Luis Abinader presentó oficialmente su propuesta de reforma constitucional, durante un encuentro de La Semanal en el Palacio Nacional. Por primera vez, de una manera innovadora y transparente, un presidente expone sus ideas abiertamente sobre un tema que tradicionalmente ha causado espinas, porque sus constantes modificaciones han sido para beneficiar a los mandatarios de turno.
Con ese fantasma presente en nuestra sociedad, hablar de una reforma a nuestra Constitución parecería un tabú. Sin embargo, Luis Abinader, desde que llegó por primera vez al Palacio Nacional el 16 de agosto de 2020, tenía dentro de su visión y legado para el país dejarle a las nuevas generaciones una Carta Magna que permita el relevo político, selle de una vez por todas la independencia del Ministerio Público, y corrija ciertos entuertos que fueron permitidos en episodios anteriores, como la división de las elecciones municipales de las presidenciales y congresuales en un mismo año.
En esencia, lo propuesto por el presidente Abinader para ser presentado ante la Asamblea Nacional incluye: a) impedir futuras modificaciones a las reglas constitucionales de elección presidencial; b) consolidar la independencia del Ministerio Público, estableciendo los requisitos y la forma de designación de la figura del Procurador General de la República y sus procuradores adjuntos; c) reducir el número de diputados de 190 a 137; d) unificar la celebración de las elecciones el tercer domingo de mayo.
En lo que refiere al impedimento para modificar las reglas de elección presidencial, la propuesta del jefe de Estado dispondrá claramente que ningún funcionario de elección popular “podrá beneficiarse de una Reforma Constitucional realizada durante su mandato cuando esta verse sobre las reglas de postulación, elección y permanencia del cargo que ocupa”. Tendrá una disposición transitoria aclarando que dicho mandato aplica para el presidente de turno (período 2024-2028).
Sobre la independencia del Ministerio Público, la reforma versaría en establecer los requisitos para el candidato a Procurador General de la República de independencia política; su designación por el Consejo Nacional de la Magistratura a propuesta del Presidente de la República; el carácter de inamovilidad durante los cuatro años del período constitucional; y que solo pueda ser removido por juicio político. En ese mismo orden, el procurador quedaría excluido del CNM.
Una propuesta que ha sido acogida por Abinader, a petición de muchos sectores de la sociedad, es la disminución de la Cámara de Diputados. Por eso, y conforme lo dicho en La Semanal por el propio primer mandatario, con la “venia” del actual presidente de la Cámara Baja, Alfredo Pacheco, se ha dispuesto someter una rebaja de la cantidad de legisladores, dejando 110 por circunscripciones, 20 diputados nacionales y 7 de ultramar. La reducción sería de 53 congresistas.
La unificación de las elecciones, que llevaría un transitorio donde dicho mandato se aplicaría a partir de las elecciones de 2032, porque para 2028 habría conflicto con el período de los alcaldes que asumieron en abril de 2024, es algo más que sensato. El costo económico y la saturación política que provocan dos elecciones en un mismo año, con la posibilidad de una segunda vuelta para las presidenciales, es una locura. El ejercicio del año 2016, donde las elecciones fueron unidas en una misma fecha, fue exitoso. El modelo de elecciones presidenciales en un período y congresuales dos años después, también me parecía exitoso, sobre todo porque permitía evaluar el desempeño del partido del gobierno en un escenario electoral.
Así como Valle Nuevo es la Madre de las Aguas en la República Dominicana, la Reforma Constitucional de Luis Abinader quedará consagrada como la Madre de las Reformas, pues por primera vez un presidente en funciones decide hacer una modificación a la Carta Magna que no lo beneficie. Al contrario, lo limita en el ejercicio del poder. De esta reforma vendrán otras, vitales para nuestra sociedad. El legado del líder del PRM impactará a presentes y futuras generaciones. Y hay que defenderlo y preservarlo.