Madre de trillizas confía sobrevivirán

Madre de trillizas confía sobrevivirán

POR LEONORA RAMÍREZ S.
Ni siquiera la certeza de que sus hijas están en peligro porque nacieron con apenas 23 semanas, marchita la esperanza y la alegría de Magdalena Cuesta, una mujer de 34 años que perdió dos embarazos anteriores y que ahora es madre de las trillizas que nacieron el sábado 26 en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia.

  Ella está convencida de los riesgos, pero cree que ya es un milagro de Dios el haber podido parirlas.

 Pablo Mateo, su esposo desde hace nueve años,  mantiene la misma fortaleza porque entiende que esta vez han sido premiados.

Rodeada de sus familiares en la sala de puerperio de la Maternidad, Cuesta explicó que  fue en el segundo embarazo que supo que tenía dificultades para retener el feto, por lo que en el tercer intento se sometió a tratamientos para conservarlo los nueve meses.

Pero el jueves 24 fue ingresada en el hospital porque se le presentaron contracciones; los médicos no pudieron pararlas y decidieron practicarle una cesárea. Cuesta es  estudiante de mercadeo de  la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pero no trabaja por su delicada condición de salud. Su esposo labora en el departamento técnico de Radio Cadena Comercial.

ESTADO DELICADO

El doctor Luis Rivera, director del departamento de perinatología de la Maternidad, dijo que quisiera decir que hay buenas posibilidades con relación a la sobrevivencia de las trillizas, pero entiende que sería muy atrevido y no estaría apegado a la verdad.

“Si bien ellas están estables, recibiendo el mismo manejo que los sextillizos y han tolerado los medicamentos, pero son 23 semanas y están en el criterio de no viabilidad. Pero hay casos rarísimos de niños prematuros  que se salvan, y nosotros hemos sido partícipes de eso, pero el costo es tremendo, hablamos de muchos millones de pesos, pero nosotros éticamente nos sentimos con la obligación de atenderlos, no los dejamos a la suerte, les damos las mejores atenciones”.

Rivera expresó que las trillizas  quieren vivir, pero hay dos que son tan inmaduras que todavía los ojos están fusionados, “yo soy optimista y espero que Dios nos de el respaldo y nosotros estamos haciendo un esfuerzo extraordinario”.

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