Madre del conflicto racial de EU (2 de 2)

Madre del conflicto racial de EU (2 de 2)

JOSÉ B. GAUTIER
Estados Unidos de América, Canadá y países de la Unión Europea, especialmente Francia han concebido y vienen ejecutando desde hace muchos años un plan maestro dirigido para que sea la República Dominicana, no ellos, el país receptor de todo el exceso de población haitiana que demanda vivir en sus vastos territorios. Estos países no escatiman el utilizar métodos corruptos, sucios e inmorales, al precio que sea, aliándose hasta con el Diablo, para obtener su meta. Ponen y quitan gobiernos locales narigoneados por empréstitos económicos. Invaden y ocupan militarmente países. Aplican la ley del embudo en las transacciones comerciales llamándolas Acuerdos de Libre Comercio. Nos amenazan con la frase de “porta bien o portavión” Y de rodillas proclamamos la grandiosidad de esas naciones “amigas”.

El plan consiste fundamentalmente en ir sustituyendo gradualmente en territorio dominicano a la población “mulata arco iris” dominicana que se permite emigrar dosificadamente a esos países (tráfico ilegal consentido, contratos de trabajo) por una población haitiana negra, indocumentada, ilegal, enferma (Sida, paludismo, tuberculosis, sífilis) atrapada mayormente en antiguos enclaves y bateyes aislados de ingenios azucareros de propiedad estatal y privada, esperando que esta población extranjera eclosione numéricamente para integrarse al conglomerado dominicano. Ellos olvidan el Síndrome de Kosovo. La idea de los conspiradores es fragmentar a la sociedad dominicana, a su población actual, en grupos étnicos según su origen nacional. Dividirlos dentro de un mismo territorio en minorías nacionales, no necesariamente raciales. Seríamos llamados los afros dominicanos y los afro haitianos, según el modelo norteamericano de African American y el americano blanco en una nación desintegrada y dividida racialmente.

¿Cómo lo han hecho? ¿Quiénes vendieron el país dominicano a los intereses extranjeros? Solo hay que estudiar desapasionadamente la historia dominicana después de superada la dictadura de Rafael L. Trujillo en 1961 para darse cuenta de los turbios e innumerables negocios migratorios, las tolerancias, el virar la cabeza para no ver, los acuerdos bajo la mesa que han hecho todos los sectores de poder gubernamentales y privados económicos y religiosos que le sucedieron. Les han entregado la soberanía dominicana a cambio de poder político y religioso. Dinero. Riqueza. Corrupción. Dádivas. Prebendas. Continuismo político. Reelección presidencial. Comenzando con la industria azucarera socializada, con sus pintorescos ghettos de miseria, donde se habla “patois” y se baila el ga-gá, pasando por una reforma agraria a partir de 1972 suplidora de tierra estatal para asentamientos haitianos en plantaciones de guineos, de sorgo, de algodón, de tomates y de arroz, la sustitución de mano de obra en la industria de la construcción, en el gran turismo, en zonas francas, llegando al tráfico de drogas y de armas por la frontera, de prostitución infantil, la mendicidad.

Pero queda algo sin decir que hiere mortalmente a la nacionalidad dominicana y es necesario que el pueblo la conozca. Aunque sea como el Sermón del Padre Montesinos en 1506, que el viento se llevó. La ayuda “extranjera” a la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas para combatir la pobreza en los bateyes de los ingenios propiedad del Estado es parte de este maquiavélico paquete o plan desestabilizador de la soberanía nacional. Existe una lucha o conflicto de fe religiosas cristianas por recibir esta ayuda económica en alimentos o en dinero. Esta ayuda extranjera envenenada a las iglesias va ligada a combatir el “vudú” haitiano como religión sincretizada o no, a cambio de convertir a la población inmigrante haitiana pobre en buenos cristianos. Los católicos, los evangélicos, los adventistas y todas las demás sectas se disputan el número de haitianos convertidos a su iglesia. De ello depende el monto de la ayuda extranjera. ¿Han sido tan buenos los sacerdotes belgas, cubanos y españoles que propician la inmigración ilegal haitiana a territorio dominicano por dinero? ¿Cuántos años llevan repartiendo las donaciones de Care y Caritas, más leche en polvo, más alimentos, y los pobres siguen creciendo y el “vudú” sigue aumentando y los ilegales siguen llegando? Y los obispos católicos dominicanos enganchados al boato protestando por las deportaciones de ilegales haitianos que reducen su grey religiosa. Y las ONGs religiosas temen que disminuya la ayuda si no enrolan más ilegales haitianos. Gritan. Lamentan. Amenazan. Gobiernos sin calidad moral se atemorizan. Por vergüenza, temen ejercer la soberanía nacional. Todo se convierte en un círculo vicioso de indolencia y corrupción donde la única que pierde es la nacionalidad dominicana. Y todo consecuencia del racismo norteamericano, canadiense y francés que llevamos a cuestas los dominicanos.

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