Sabana Angosta, Villa Tapia. Para la doméstica Sebastiana Veloz Monegro el rechazo del que fuera objeto su hijo de 12 años, Alexander Velásquez Veloz, por parte de las autoridades de la escuela Federico Augusto González, al negarse a inscribirlo para el tercer curso de básica, es algo de lo que no se puede recuperar.
Con lágrimas en los ojos y palabras cargadas de amargura, la dama no pide más que una amonestación para el director y la profesora que el pasado jueves 27 de agosto a eso de las 2:30 de la tarde, rechazaron a su pequeño negándole el sagrado pan de la enseñanza.
Según narra, su hijo que está afectado de trastorno en el habla y un leve retraso intelectual, fue objeto esa tarde de rechazo por parte de la profesora sólo conocida como Nurys y por el director Luis Bidó.
De acuerdo a su versión, todo comenzó cuando ella se apersonó al centro para reinscribir a su hijo y al llegar a la escuela fue recibida por el director quien en presencia del infante y al verla con el niño agarrado de sus manos se mostró negativo para recibirlos.
Fue cuando éste le señaló en presencia del niño, vamos a ver si Nurys lo acepta, porque si por mi fuera lo dejara en su casa, de ninguna forma va a aprender, pero vamos a ver qué dice Nurys, contó.
Al instante, los tres se dirigieron al salón de clases donde se encontraba Nurys y al esta ver al niño y con un inusitado asombro exclamó pero este niño estaba con Pequeña (profesora con la cual Alexander había repetido el tercer curso), y se quemó, es que Pequeña va a mandar a todos los repitentes a mi curso, narró.
Sin embargo, ante la actitud de desconsideración y ruda de los educadores, Sebastiana le respondió que a su hijo no lo iban a despreciar así y que se lo iba a llevar a otra escuela en la que educadores como estos no discriminaran a un niño por sus condiciones especiales, y se retiró.
Sebastiana vive junto a su esposo, el agricultor Pedro Velásquez, en esta comunidad ubicada a 3 kilómetros de Villa Tapia.
Una solución
La realidad del pequeño Alexander es la de miles de niños con necesidades especiales a quienes se les niega el acceso a la educación.
Sin embargo, su caso encontró solución en el Centro de Atención a la Diversidad (CAD), que trabajan con niños con características especiales, que diligenció la inscripción del niño en un colegio privado.