A gritos llegó ayer al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva Magalys Santos, clamando justicia por el crimen de su hijo de 19 años el 25 de diciembre del año pasado, cuando nueve hombres lo acorralaron en una calle y le dieron 52 balazos, al punto de dejar su cuerpo aguejereado.

Entre llantos, afirma que el crimen de su hijo Wilkin Pascual Soriano empezó porque pisó sin querer a uno de sus atacantes. Magalys le solicita a la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Birenice Reynoso, que le permita conversar con ella para exponerle la tragedia que vive, ya que afirma que los asesinos de su hijo residen en el entorno de su casa, en la calle Samaná del sector Mejoramiento Social de la Capital.

Indica que su víacrucis es diario desde de que le arrebataron la vida a su hijo y solo le queda una hembra.  La mujer, que se dedica a la venta de empanadas, dijo que solo ha tenido ayuda del abogado presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Manuel María Mercedes, quien ahora intenta que los acusados sean enviados a la justicia, con una instancia solicitada al Sexto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional.