Hoy en día, que son tan notables los embarazos en la adolescencia, tenemos que la tasa de éstos en República Dominicana se ha disparado de una forma tal que de cada cien embarazadas que acuden a consulta, veintitrés de ellas son adolescentes, lo cual convierte esta situación no sólo en un problema de salud pública, sino en un problema social, ya que esa tendencia, similar en naciones con un perfil demográfico y sanitario comparable al de este país, se debe a la ausencia de educación y orientación sexual, tanto en el hogar como en la escuela. Se entiende que es probable que las razones de que tantas jóvenes queden embarazadas es que ahora la sociedad estigmatiza menos los nacimientos ilegítimos. En el pasado, las adolescentes embarazadas eran expulsadas de la secundaria, pero hoy muchos sistemas escolares han elaborado planes especiales para que las jóvenes madres terminen la educación media. Alrededor de 3 de cada 10 adolescentes sexualmente activas no usan anticonceptivos. Las razones más comunes son la ignorancia de los hechos de reproducción, la falta de responsabilidad ante las actividades sexuales, el respeto a los dogmas religiosos o los sentimientos pasivos acerca de la vida; aquí la doble moral sigue operando: ambos sexos tienden a ver al hombre como agresor social y a la mujer como la única responsable de limitar los intercambios. Las adolescentes creen que es más propio de la mujer enloquecer de pasión que tomar precauciones en contra de embarazos, puesto que les resulta interesante observar que los estudios han revelado que es más probable que quienes han tomado clases de educación sexual utilicen anticonceptivos. Con frecuencia, las adolescentes embarazadas encuentran fuerte desaprobación en el hogar o tal vez ya hayan tenido conflictos con sus padres. Pero, si no se casan, es posible que no tengan otra opción que seguir viviendo con ellos en situación de dependencia durante y después de la gestación. Por ello, algunas se inclinan al matrimonio con el fin de escapar de este estado de cosas y establecer su propio hogar. Ahora bien, el matrimonio de adolescentes no es por fuerza la mejor solución para la madre joven. Es por esto que se considera un obstáculo para el crecimiento adulto; la maternidad precoz es en muchos casos preferible a la combinación de ella con el matrimonio; según las estadísticas, es más probable que el matrimonio juvenil lleve al abandono de los estudios que el embarazo temprano.