Madres al doble: mujeres que sirven amorosamente

Madres al doble: mujeres que sirven amorosamente

Abnegación sin par… Como bien reza el ‘Himno a las Madres’ es esa una de las cualidades que mejor definen al único ser capaz de reproducir la vida, pero esa virtud se torna aún más especial cuando es dada al máximo por mujeres que se entregan a los hijos de otras madres como si fueran los suyos, brindándoles cuidado, apoyo y acompañamiento en su proceso de crecimiento.
La relación llega a ser tal, que son capaces de conocer el mínimo detalle de esos niños, con solo ver sus ojitos o escuchar su llanto.
Es este Día de las Madres vale el reconocimiento a las mujeres que están al cuidado de bebes y niños en ‘Nurserys’ o ‘guarderías’, como apoyo a las madres trabajadoras, que no pueden entregarse a tiempo completo a sus hijos.
Ese papel es jugado por Karina Collado y Angélica Echavarría, quienes llevan ocho años dedicadas a la labor del cuidado de niños.
“Es una labor de amor y entrega, esa es la clave. Por ejemplo yo vengo y busco una niña y le doy el desayuno porque a la mía no puedo. Me da mucha pena, como a cualquier madre pero es como una relación mutua. Ellos nos toman cariño pero igual uno a ellos, que los ve desde bebes hasta que están grandes”, expresa Karina, con un dejo de nostalgia, pero con una satisfacción manifiesta de la labor que desarrolla.
Es maestra de Educación Inicial y directora académica del Nursery y Preescolar ‘Huellitas’, y dice que de la experiencia que ha tenido en su labor y ya luego de haber tenido una hija, es que las maestras son madres potenciales.
“Uno sabe todo con mirarlos… Si tienen sueño, conoce su llanto, en los ojitos ves si se sienten mal. Si les va a dar fiebrecita o gripecita. Si quiere comer o está incómodo, es un hijo más”, señala.
Angélica, propietaria del centro, explicó que la situación es tal que muchas veces los niños llegan a llamar mamá a la persona que le cuida, por el tiempo que pasan juntos, aunque aclara que parte de la formación es orientarlos sobre todo a su alrededor.
20 años dando amor. Así define María Consuelo Chupany el tiempo que tiene dedicada al cuidado de bebes y niños. Asegura que se siente madre de todos los niños que han pasado por sus manos, además de los que tiene de manera biológica.
Su motivación fue el ver como, mientras ella contaba con su madre para ayudarla con el cuidado de sus hijos, veía otras compañeras de trabajo preocupadas por haber dejados sus niños en casa, con un servicio.
“Yo inicié cuando mi hijo mayor tenía cuatro años. Los otros dos los tuve aquí con los demás. Ahí dejé un trabajo de buena posición en un banco, porque encontré que esta era mi pasión y que este era el propósito para el que yo nací. Yo nací para dar, para dar amor, ternura, que los niños se sintieran acogidos”, expresó. El tiempo que lleva en la misma labor, ha permitido que ya tenga en cuidado niños de segunda generación, además de un nieto biológico.
“Yo los trato como si fueran los mios propios y yo tengo los mismos cuidados en cada circunstancia”, señaló.
A su labor con bebes incorporó la tutoría con maestros en horas de la tarde y eso le ha permitido agotar el rol de madre de adolescentes, por las situaciones que enfrentan. “Yo he cogido alumnos que noto extraños, los tomo de la mano y debajo del árbol en el patio los he sentado y les digo: ¿qué te pasa? Y esos niños se han derramado en lágrimas. Por eso trato de brindarles amor, de esa verja para acá”.
Aunque no pudo parir, es madre de muchos hijos. A Inés Roa la vida no le permitió ser madre biológica, pero sí le ha dado la dicha de conocer ese sublime sentimiento en la labor que desarrolla desde que cuidó de sus hermanos.
“Es una labor muy bonita. Yo me siento feliz de la vida, es lo mejor que Dios me ha podido dar porque tengo mucho amor para hacerlo”. Trabaja junto a su hermana en el Centro Infantil Mariam y el cuidado de los más pequeños fue idea suya.
Dice que está con sus niños a tiempo completo, porque solo confía en ella misma para vigilarlos y entregarlos a sus padres, a pesar de que tiene asistentes. “Tener hijos fue mi mayor anhelo, pero gracias a Dios soy madre de muchos”, manifiesta con satisfacción.

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