Madres celebran su día con
preocupación por crímenes

Madres celebran su día con<BR>preocupación por crímenes

POR MARIEN ARISTY CAPITAN
El auge de la violencia   y la delincuencia es lo que más preocupa a las madres dominicanas, quienes temen constantemente por la integridad física de sus vástagos.

Así lo afirmaron ayer algunas madres que, al ser consultadas por los reporteros de Hoy, dijeron que también se sienten angustiadas en torno a la educación y los servicios de salud que pueden ofrecerle a sus hijos.

Tras indicar que la situación  está muy mal,  Rosemeilen Rosario  manifiesta que  se siente insegura hasta en su propia casa, ubicada en el barrio San Felipe de Villa Mella.

“Uno vive con techos de zinc y los tiros que salen al aire pueden matar a uno hasta en su propia cama. Pero uno también siente temor de salir a la calle porque  los jóvenes no se atentan el corazón para quitarle a uno lo que con tanto sacrificio tiene”, dijo Rosario.

Por otro lado, Evelyn Robles, también residente en Villa Mella  dice que siente mucho temor de que los peligros que pueda  enfrentar su pequeño hijo Paulo Puig, de dos años.

Para  Clara María Celedonio, con cuatro hijos que oscilan  entre los 21 y  30 años, el  mayor de sus miedos es que sus  hijos sean víctimas de los delincuentes.

“El desorden y la pérdida de valores es tan grande que ya los niños no saben lo que es el perdón, no se respetan ni saben pasar por alto un agravio. Lamentablemente ellos están pagando todo con agresividad porque eso es lo que le están fomentando en la casa y en los barrios”, se quejó Maribel González, quien tiene tres hijos de 10, 7 y 4 años.

Señalando que la sociedad está muy convulsionada, Sabina Martínez entiende que el ambiente no es el mejor para criar a sus dos hijos. Lo mismo entiende Santa Valerio, quien sostiene que la violencia está arropando cada vez más a los jóvenes.

Aunque Isabel de la Rosa también manifiesta su preocupación por la inseguridad que existe en Sabana Grande de Boyá, donde reside, lo más cuesta para ella es poder ofrecerle la educación que requieren sus ocho hijos, que van desde los tres a los 27 años.

Silvina Pérez es otra de las progenitoras que se queja por la educación. “La educación pública está vuelta un desastre, el gobierno no invierte en eso. Los profesores hacen lo que les da la gana, no están enseñando bien y los niños están agresivos en las aulas, es peleando que viven el día entero”.

Miriam Medina establece que  lo que más la inquieta es que no exista un sistema de salud seguro: mientras los  hospitales  ofrecen un pésimo servicio, el asunto de la seguridad social es  tan incierto que no se sabe qué tipo de servicios  ofrecerá. Por ello,  teme que su hijo se enferme y no tenga con qué cubrir los servicios de una clínica.

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