Madres justo a tiempo

Madres justo a tiempo

SONIA VARGAS
Mientras en la República Dominicana, y en general en países en desarrollo, las políticas publicas se esfuerzan por diseñar estrategias que posibiliten bajar la tasa de fecundidad de las mujeres en edad productiva y en particular de las adolescentes, los países ricos o industrializados, específicamente los países Europeos, buscan afanosamente la manera de aumentar es índice de fecundidad cuyo crecimiento se había vuelto dramático.

Extrañamente un país de Europeo lo está logrando y es Francia, es actualmente el país que tiene la tasa de fecundidad más alta.

La fecundidad femenina en Francia supera hoy el promedio de dos hijos por mujer, (en República Dominicana la fecundidad es actualmente 2,4 según Profamilia). España que sigue teniendo la segunda tasa de fecundidad más baja de Europa (1,3 hijos por mujer).

En la prensa Europea se habla de la excepción Francesa y los políticos franceses se alegran, pues parece que la renovación generacional se considera prácticamente asegurada a partir de media de 2,07 por mujer.

Por cierto en países en los cuales la esperanza de vida a crecido tanto y ronda los 80 años ó más, es una buena señal que la renovación generacional esté asegurada. Y es de anotar que en Francia la inmigración no contribuye más que a un 25 por ciento del crecimiento demográfico cuando en el conjunto de la Unión Europea representa el 80 por ciento.

Les puedo decir que investigando para construir este artículo y consultando varios textos, estudios, folletos, y por supuesto la maravilla de internet, que no creo que jamás podrá sustituir, la belleza de un libro, su olor, sus páginas manoseadas, y marcadas por todos los curiosos que han pasado sus manos unos de los datos que más me impresionó, es que la edad promedio de las mujeres francesas al dar a luz su primer hijo es de 29,8 años, en República Dominicana este dato es difícilmente asimilable.

Mejor dicho a los 30 años las mujeres francesas se deciden a ser madres, dato envidiable en una República Dominicana, que tiene cifras alarmante de adolescentes embarazadas.

La diferencia entre tener su primer hijo o hija a los 30 ó a los 17 es abismal desde el punto de vista ser madre por primera vez a los 26 ó a los 28 años, cuando uno se siente lista para asumir ese nuevo estatutos, que es uno de los más difíciles de la vida de una mujer, ser madre cuando uno lo ha decidido, cuando se tiene un hombre al lado dispuesto asumir paternidad desde un verdadero deseo de ser padre en fin, ser madre cuando existen condiciones subjetivas y mínimas condiciones materiales, cambia todo.

La maternidad se vuelve un privilegio no una fatalidad. Y debería ser así para todas las mujeres del mundo, para todas las Dominicanas, por supuesto que esto no es gracias al Espíritu Santo. En Francia se logró incidir sobre la tasa de fecundidad gracias a una firme voluntad política, es decir, una política familiar que les permitió a las mujeres conciliar trabajo y maternidad (81 por ciento de las mujeres francesa en edad productiva trabajan fuera de la casa), gracias a una multiplicación de estructuras de acogida, de guarderías y de jardines infantiles.

Además que para el tercer hijo, las mujeres pueden recibir una ayuda financiera hasta de 750 euro al mes y un tratamiento fiscal especial.

Entonces pienso con nostalgia, lo que se podría lograr en la República Dominicana, con una contundente voluntad política en relación con el aplazamiento de la llegada del primer hijo, desde una verdadera educación de la sexualidad capaz de enfrentarse, entre muchos otros factores incidentes, a una verdadera, idolatría aún tan resistente y presente en la cultura Latinoamericana.

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