Madres: una huella inmortalizada en el arte

Madres: una huella inmortalizada en el arte

Fuente externa

Por Merilenny Mueses

Las madres representan el amor más puro y su figura brilla en todos los escenarios sublimes, como el arte, la música y la literatura.

Desde pintores históricos como Vincent Van Gogh y Picasso, quienes han inmortalizado en sus obras el afecto por sus progenitoras, hasta escritores como Gabriel García Márquez, que han plasmado entre líneas lo central de la figura materna y cómo esta incide en la vida de los hijos y su preocupación por el bienestar de estos.

Madres en el arte

Pablo Picasso: este emblemático pintor es conocido por los retratos íntimos de su madre, María Picasso López, a quien a menudo eternizaba en sus pinturas cosiendo o leyendo. En su retrato de 1896, se muestra de perfil, con su cabellera negra recogida en un moño a mitad de la cabeza, y sus ojos y nariz respingada apuntando hacia abajo, como quien realiza una acción.

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María Picasso, retrato de 1896

Frida Kahlo: la distintiva artista mexicana plasmó la relación con su madre, Matilde Kahlo, en obras como “Mis abuelos, mis padres y yo” y “Mi nacimiento”. Aunque muchos reseñan que su relación fue «ambivalente», también argumentan que fue su madre quien socorrió a Frida luego de un accidente que la dejó en cama durante unos meses.

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Mis abuelos, mis padres y yo. Foto fuente externa.

Matilde le brindó apoyo y pidió a un carpintero que hiciera un caballete para que su hija pudiera pintar.

Vincent Van Gogh: el reconocido y «atormentado» artista, cuyas obras han marcado un antes y un después en la historia del arte impresionista y pos impresionista, también retrató a su madre, Anna Carbentus, aunque lo peculiar es que pudo desarrollar su retrato a partir de una fotografía en blanco y negro.

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A pesar de la relación intermitente que mantenía con su familia debido a su personalidad cambiante, en una de las cartas que envió a su hermano Theo, le confesó que estaba haciendo un retrato de su madre para él, ya que no soportaba observar esa fotografía incolora y decidió revivir en un lienzo la figura de la mujer que le dio la vida con los pigmentos de color que recordaba.

Madres en la literatura

A través de las líneas, los lectores pueden apreciar cómo cambia la vida de una mujer cuando tiene hijos y estos se vuelven su prioridad. Numerosos escritores han dedicado un espacio a este personaje en sus obras, destacando lo heroica que puede llegar a ser.

Úrsula Iguarán: en la novela “Cien años de soledad” del colombiano Gabriel García Márquez, es la madre de los Buendía. En su papel se muestra como protectora y preocupada por sus hijos, lo cual la hace un personaje excepcional.

Betty en «No sin mi hija»: es una historia de la vida real, y muestra cómo una madre, supeditada a elegir entre dos opciones, crea una tercera para permanecer con su hija. Esta sufre abusos para recuperar la libertad de su hija y la propia.

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Madres en la música

Las matriarcas, además de sus grandes labores, también han cumplido el rol de musas, inspirando un cúmulo de melodías.

“Madrecita” del mexicano José José, distinguida por sus versos:

 “Madrecita del alma querida. En mi pecho yo llevo una flor
No te importe el color que ella tenga
Porque al fin tú eres madre una flor…”

Plasma la belleza intangible y etérea de las mujeres que dan vida.

“Madre” del dominicano Sergio Vargas, cuyos versos destacan:

“Es la primera vez que te vas de mí
Decía mi madre al verme partir
Es la primera vez que te vas de mí
Sus ojos brillaban de tanto sufrir…”

Muestra la aflicción de una madre que se ve obligada a separarse de su retoño por este ir en busca de un mejor futuro, desbordando emociones y sentimientos.

“Amor de madre” del grupo Aventura, entonada por el artista de raíces dominicanas Romeo Santos, plasma la historia de una mujer que no le importó lo que la sociedad establecía como digno y sucumbió al sacrificio de vender su cuerpo para que a su hijo no le faltara nada. Se ve cómo desea el porvenir de su hijo antes que el de ella, prioriza sus estudios y bienestar.

En otro tenor, se denota cómo el amor de madre es tan puro que a veces puede cegarlas, como es el caso de esta composición y la negación de esta fémina ante las acusaciones a su hijo.