Ni los cubanos en sus tiempos de apogeo del castrismo de la década del 60 del siglo pasado amenazaron con tanta fiereza a los dominicanos como lo han hecho los venezolanos con su dictadura de cartón que ha hundido al país en una pobreza alarmante con el éxodo hacia el exterior de millones de sus habitantes acorralados y asediados por un régimen irrespirable y que no sabe gobernar.
Los venezolanos exhibieron su valor cívico al acudir masivamente a las elecciones de julio, donde le propinaron una derrota apabullante al chavismo, cosa que no reconocen Maduro y sus corifeos para quererse imponer en un desgobierno que se manifiesta en sus acciones represivas y persecuciones a ojos vista de sus más señalados opositores. Todavía Maduro y sus secuaces no se han inclinado por la eliminación física como hacen los rusos de Putin con sus adversarios más señeros.
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Los dominicanos estamos envueltos en las intrigas caribeñas del señor Maduro y sus asesores más conspicuos como Diosdado Cabello. Y a cuenta que somos un país pequeño que ha sacado músculo para hacerle frente al desgobierno venezolano. Así nos hemos convertido en el objetivo ideal del desgobierno venezolano para amenazar y exhibir una firmeza que no poseen.
La oposición casi masiva del continente a los propósitos y acciones del gobierno venezolano de no reconocer su derrota está provocando que los países con democracia efectiva han formado un sólido bloque de opinión para cada vez acentuar sus medidas en contra de la represión de Maduro para hacerle entender que debe renunciar y abrir las puertas de la libertad que el chavismo ha querido ahogar con una masiva represión destinada a amedrentar hasta donde se le permita el mundo y el sentir del pueblo venezolano.
Venezuela siempre ha tenido lazos muy estrechos con la isla de Santo Domingo. En el siglo XIX, para 1810, en la isla de la Vaca líderes haitianos fueron anfitriones de los líderes venezolanos en su lucha por la libertad. Y Petion, que sería derrotado en Santiago durante la guerra de la independencia dominicana, les facilitó dinero, armas y hospedaje a los patriotas venezolanos. Venezuela fue el hospedaje seguro para los dominicanos que adversaban a Trujillo, encontrando en la tierra de Miranda, Bolívar y Andrés Bello un hogar que le permitió vivir y trabajar mientras buscaban la forma de liberar a los dominicanos de su larga dictadura.
El populismo de Hugo Chávez inició el proceso de desgaste de los valores democráticos y aun cuando fue alabado por grandes masas del continente, poco a poco, con su riqueza petrolera comprometida con el populismo continental, comenzó a tambalearse en su sólida economía obligando a un éxodo masivo hacia los países fronterizos en particular Colombia y Ecuador.
Las elecciones del pasado mes de julio fueron el inicio del despertar del pueblo venezolano que vio como el dictatorial gobierno de Maduro se debilitaba y no ha querido admitir su masiva derrota que no puede taparse con los fraudes que se intentaron para desacreditar el proceso cívico. Recurren a una represión descarada y encarcelamientos sin ton ni son para pretender perpetuarse en el poder del cual el pueblo venezolano exige desplazarlos por más represiones que cometan las huestes del gobierno de Maduro atrapado en su trampa de engaños y fiascos para continuar pisoteando a un país muy trabajador y solidario con sus vecinos cuando estos lo han requerido como es el caso con los dominicanos.