Caracas.- El presidente venezolano, Nicolás Maduro, arrancó la campaña para intentar reelegirse en los comicios que se celebrarán antes del 30 de abril, con amplias posibilidades de ganar pese a que el país enfrenta una de sus peores crisis.
Sumada al control institucional ejercido por el régimen, la decisión estratégica de adelantar los comicios volvió a colocar al sucesor de Hugo Chávez en posición favorable frente a una oposición dividida y fragilizada.
Impopular en un contexto de escasez de alimentos e hiperinflación, Maduro vuelve a recuperar la iniciativa en el ajedrez electoral a pesar del creciente aislamiento internacional que padece Venezuela –a excepción notable del respaldo que sigue recibiendo de Rusia y China– tras las sanciones impuestas por la Unión Europea.
La televisión gubernamental difundió este miércoles audiovisuales que exaltan su figura, mientras se espera que el poder electoral defina la fecha exacta de los comicios. Maduro pidió que sea pronto: «Si estuviera en mis manos, las haría este domingo».
«La derecha observa en el horizonte el panorama de la derrota», aseguró el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez. Maduro se declaró preparado para buscar la reelección, después de que la oficialista Asamblea Constituyente, que gobierna con poder absoluto, adelantara el martes la votación, que tradicionalmente es en diciembre.
El mandatario socialista, de 55 años, enfrenta una impopularidad de un 70%, según la encuestadora Delphos, pues parte de la población lo asocia con la hiperinflación y la escasez de alimentos y medicinas.
Pero los expertos ven a Maduro, quien entre abril y julio pasado sorteó protestas que dejaron 125 muertos, como candidato firme. El 4 de febrero formalizará su candidatura.
Estados Unidos rechazó el llamado a elecciones presidenciales anticipadas en Venezuela y a través de una declaración del departamento de Estado declaró su apoyo al Grupo de Lima, que ya había condenado el adelanto de los comicios.
Clientelismo. Analistas y opositores advirtieron que el gobierno adelantaría la fecha para aprovechar las divisiones de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El quiebre se agravó tras las elecciones regionales de octubre, en las que el chavismo arrasó en medio de denuncias de fraude y alta abstención opositora.
Los grandes partidos de la MUD se marginaron de las municipales del 10 de diciembre. Ahora, enfrenta el reto de rescatar la confianza de dos a tres millones de electores que perdió en el último año y medio, opinó Félix Seijas, de Delphos. «La mitad de los opositores piensan que Maduro va a salir por una intervención internacional (…). Están buscando un héroe», subrayó Seijas.
«Colocar un candidato único le daría a la oposición, en teoría, una oportunidad mucho mejor de derrotar a Maduro (…). Pero el gobierno limitará severamente qué candidato puede competir», advirtió Eurasia Group. La MUD no tiene un dirigente que entusiasme. Sus principales líderes, Henrique Capriles y Leopoldo López -en arresto domiciliario-, están inhabilitados.
Tras el adelanto de los comicios, el veterano diputado Henry Ramos Allup aseguró que la oposición está «en capacidad de elegir en primarias un candidato en cuatro» semanas. Este miércoles, el exgobernador de Lara (oeste), el opositor Henri Falcón, anunció su deseo de competir en las presidenciales.
«Nos agarraron en pañales», dijo a su vez el dirigente Andrés Velásquez sobre el anuncio, afirmando que la MUD evaluará si participa.
Reglas electorales. Las condiciones electorales y la fecha de los comicios eran los principales puntos de las negociaciones entre el gobierno y la oposición que iniciaron el 1 de diciembre en República Dominicana.
Maduro dijo que la siguiente ronda sería el 28 y 29 de enero, pero la oposición no ha confirmado si acudirá. «Con las mismas condiciones electorales, fracturas opositoras, convocatoria a abstención, sin opción alternativa (…), el resultado podría ser el mismo que en las elecciones regionales», advirtió a la AFP Luis Vicente León.
Acotó que si la negociación no logra detener el adelanto de elección «la oposición va a participar fracturada entre quienes presentarán candidato (unitario o no) y quienes llamarán» a la abstención. Seijas señaló que si bien «Maduro es uno de los peores candidatos», por la crisis, el chavismo puede movilizar 30% del padrón electoral, mientras la oposición tendría 40% de respaldo. El otro 20% son abstencionistas y 10% emigrantes.
Control institucional.. Maduro se afianza con el control institucional y el clientelismo, según analistas.
Su influencia se extiende a todos los poderes salvo el Parlamento, de mayoría opositora pero declarado en «desacato» por la corte suprema. Los militares, a los que ha dado control político y económico, son su pilar. Otro de sus sostenes es la Constituyente, desconocida por la MUD y parte de la comunidad internacional, que ordenó a esa coalición y sus principales partidos reinscribirse ante el poder electoral tras marginarse de las municipales.
Para paliar la escasez de alimentos -que ha llegado hasta 80%- Maduro lanzó en 2016 un programa de venta de comida subsidiada, que según el gobierno beneficia a seis millones de familias.
Además, el gobierno dice haber entregado el «carnet de la patria», tarjeta electrónica para acceder a programas sociales, a 16 millones de personas.
La MUD denuncia que ambos son mecanismos de «clientelismo» y control social. Tras votar para la Constituyente, los carnetizados debieron presentar la credencial en mesas del partido de gobierno.
Las circunstancias -considera Seijas- conllevan a un escenario en que el chavismo tiene oportunidad «sin lugar a dudas, de ganar esta elección».