Maduro: entre la multiplicación de los penes y mamar gallo

Maduro: entre la multiplicación de los penes y mamar gallo

Para los desconocedores de las expresiones lingüísticas más folklóricas venezolanas, escuchar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, decir, “no estoy mamando gallo”, podría sonarle a maniático sexual en el poder, dadas las insólitas e inesperadas expresiones con las que el señor Maduro y el chavismo en general tienen acostumbrada a la población venezolana y al resto del mundo.

“Mamar Gallo” expresión que significa: bromear, tomar el pelo. Expresada de forma negativa lo que indica es que Maduro no está bromeando, es una expresión popular, ilustrativa, de la palabrería que acompañó a Chávez en sus horas de Aló Presidente, en la cual la sociedad venezolana se impregna de un lenguaje, que acompaña la creación de la revolución socialista del siglo XXI. Y que llevó al Rey de España a decirle a Hugo Chávez, en público, “¿…por qué no te callas?”.

La transformación social surge, con un discurso, que recurre a expresiones coloquiales fuertes y frecuentes del uso del lenguaje popular del pueblo venezolano, salpicado de agresiva irreverencia, y entonaciones que golpean al interlocutor con cierto cinismo, (¿por qué no te tomas un tilo?) lo que caracteriza el chavismo y sus representantes, un estilo lingüístico particular, donde el mismo Chomsky, lingüista amigo del chavismo, tendría dificultad para descifrarlo.

Se trata del uso de códigos lingüísticos que pretendieron un diálogo, un acercamiento directo con el pueblo, mediante una desvalorización permanente de los no afectos al régimen, que condujo a la polarización y a la negación del derecho que tienen los individuos a disentir y los pueblos a tener una dirigencia inteligente, que les hable en un lenguaje llano y respetuoso, de aquí la intrascendencia, de que el señor Maduro, en pública alocución confunda además “la multiplicación de los penes” con la multiplicación de los panes, conocida frase del evangelio.

El gobierno de Maduro vive una crisis inédita en América Latina, ocho semanas de protestas sostenidas y reprimidas por el ejército, ante un velo mediático nacional e internacional que impide conocer la dimensión del dolor del pueblo venezolano y “el surgimiento de una oposición que ya no es rehén del castrismo” y que ha logrado “expresar el sentimiento nacional más elemental que anima a los ciudadanos ante la invasión de otro país”, como destaca Elizabeth Burgos, la ex dirigente del Partido Comunista Venezolano, ex guerrillera en los 60, y ex esposa de Regis Debray, (en el artículo El crimen de María Corina Machado: Zeta No. 1944, 21-03-14).

El presidente venezolano, en alocución orientada a sentar posición sobre los eventos del Estado Táchira, donde la población está fuera de control, ha dicho que “no está mamando gallo”, su discurso amenazante, lo que quiere indicar es que él “no está jugando” que es “capaz de cualquier cosa para recuperar el Estado Táchira”, si no se acogen a las medidas represivas puestas en marcha por su gobierno para frenar las revueltas en dicho territorio.

Ante una situación delicada como la que vive esa nación, supuestamente polarizada, se requiere un lenguaje grave y sopesado. Pero las emociones primarias de Maduro lo delatan, y llevan a dudar de lo que dice su artículo del New York Times, del pasado 2 de abril “Un llamado a la paz desde Venezuela”.

Al leerlo uno se da cuenta que Maduro sería incapaz de escribir algo como eso. Su discurso evidencia que el artículo es más bien una carta pública al presidente Barack Obama, para darle un giro internacional a un conflicto interno.

Pero ese artículo tiene además otros propósitos, decirle al mundo que el chavismo ganó “18 elecciones y referendos”, y “lo mucho que disminuyó la pobreza”. Lo que no dice el artículo de marras es el nombre y la nacionalidad de la empresa que hace los documentos de identidad en Venezuela, y por qué no se contaron los votos, como pidió la oposición en las últimas cuestionadas elecciones.

Lo que puede llevar a pensar que Maduro esta mamándole el gallo a la humanidad, cuando llama al diálogo y a la paz en medio del odio con el líder opositor Leopoldo López preso; María Corina Machado expulsada del Congreso y Henrique Capriles engañado y dialogando sin creer en ellos. Ante miles de estudiantes encarcelados, torturados, que no se sienten representados en dicho diálogo. Entre periodistas secuestrados y militantes asesinados, llegan 52 toneladas de papel donados por Colombia, para que los pocos diarios existentes puedan escribir algo sobre lo que está sucediendo, realmente, en Venezuela.

 

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