En Bonao decir ¡Bidó! es decir: ¡Trabajo! y significa ¡Folklore! Según el sapiente Thorn, folklore equivale al OUI DIRE de los franceses. O sea lo que se oye decir.
Soy hijo de Bonao; pero cuando de allá me trajeron en el 1948. Cuando de La Villa De Las Hortensias salí, allá conocía de la familia del maestro Cándido Bidó, a su padre Malín y a sus hermanos Emiliano (Miñán) al apodado Neno quien decía que él era El lobo gris.
Pues bien, el Padre del triunfador pintor Cándido Bidó, era el zapatero de mi casa y cuando nos visitaba de noche, para mí esa noche era de fiesta. Porque el padre de Cándido, el zapatero Malín Bidó, era un narrador incansable de cuentos, de historias y de anécdotas. Él fue el fundador auténtico de las comparsas, para El Carnaval de Bonao. No puedo olvidar que en mi niñez disfruté de las festividades que representaba La Comparsa que encabezaban Malín y su cofrade Hipólito Reinoso alias Polito Sabana.
Cuando salí de Bonao, reitero, que no conocía a Cándido Bidó. Pero una mañana que en la Cancillería visité la oficina de doña Marianne de Tolentino, la inteligente y gentil dama francesa, ésta me presentó al maestro Cándido Bidó. Y el triunfador del pincel, cuando nos estrechamos las manos, me dijo: Yo soy de Bonao. Y soy hijo de Malín el zapatero.
Entonces le manifesté quien fue para mí allá por mis días infantiles, su padre, el ocurrente y pintoresco Malín el zapatero.
Malín, el padre de Cándido, fue el motor y el acelerador del Viejo Carnaval de Bonao.
Y le hablé también a Cándido en esa oportunidad, de mi amistad con su hermano Emiliano Bidó (Miñán el zapatero), capitán de los bomberos de Bonao.
Miñán era fijo en el cine de Bonao. El famoso Teatro Julia Molina, donde el dueño de dicho cine tenía un gran retrato de su madre, con un gran letrero que decía: Munícipes. Esta no es la obra de un pueblo. Este es el esfuerzo de un hombre que ha sabido querer, este municipio. «¡Cosas veredes, Sancho amigo!.
Y para terminar lo hago evocando que el día que conocí a Cándido y la única vez que hablé con él, le referí lo gracioso y pintoresco que resultaba su hermano Miñán en los obligados comentarios que él le hacía a cada película que veía. El no faltaba al cine y a cada película le tenía un ocurrente y divertido comentario.
Y para concluir, vuelvo a Cándido Bidó y digo: Que con la desaparición de él, Bonao, La Quinta Villa blasonada de América, ha perdido a un hijo que fue Prez y gala y también aldarga y blasón. El maestro Cándido Bidó fundó para legarle a sus nativos lares: Una Plaza de la Cultura. La mano del Hado guió a Cándido y lo hizo amo y señor, cabal dueño de un universalista pincel.