En un solemne acto realizado en el palacio nacional con la presencia del presidente de la República Dominicana, Lic. Luis, y la vicepresidenta, Sra. Raquel Peña, en el salón de las Cariátides, fui testigo de la primera recertificación de los médicos dominicanos.
Esto se produjo por nuestra condición de ser «Maestros de la Medicina», que es el reconocimiento mayor que hace el Colegio Médico por los aportes a la salud, la educación médica y popular y un desempeño ético, recibimos nuestra recertificación, junto a otros colegas.
Al Dr. José Joaquín Puello dar las gracias a nombre de todos nosotros, señaló que: «se siente el ambiente de una aristocracia médica».
La recertificación es el reconocimiento por parte de una instancia formal, que el profesional cumple con los requisitos académicos y los estándares de competencia establecida para el ejercicio de la medicina general o de la especialidad médica.
Las modalidades para lograr la recertificación serán por la acreditación, periódicas ejecutorias y créditos de educación continuada, evaluación escrita y ambas. Hay profesiones y grados técnicos donde el que los recibe no vuelve a leer ni los periódicos gratuitos, eso es imposible en medicina si usted quiere brindar un servicio óptimo, tiene que estar actualizado y esto es lo que procura la recertificación.
El organismo encargado de la implementación de esta recertificación es el CONAREM, el cual fue creado en septiembre del 2004, pero hasta la pasada semana no se había iniciado este proceso en el país. Esta institución agrupa desde el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, las universidades y otros grupos de sanidad, es decir que es un organismo colegiado. En esta oportunidad motorizado por el ministro de Salud Pública, Daniel Rivera por órdenes del presidente Abinader, el doctor Franklin García Fermín por el MECYT y el doctor Waldo Ariel Suero por el Colegio Médico Dominicano.
Sabido es que la salud es el más preciado de los bienes, por tanto, el ejercicio médico deber seguir siendo un apostolado, los médicos merecemos en nuestro balance cultural, un espacio amplio y digno, una página justa y honradora por siempre procurar ese gran anhelo humano y casi divino, de redimir al hombre de sus esclavitudes morbosas y epidémicas, máxime en esta pandemia donde la valentía, la dedicación y la entrega del médico alcanzan niveles de grandeza. ¡Gracias del alma a todos!»