Maestros extranjeros

Maestros extranjeros

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Los gobiernos que se sucedieron durante la primera República, principalmente el del general Pedro Santana y el de Buenaventura Báez, demostraron cierto interés por el establecimiento y continuidad de un sistema de instrucción pública de cierta valía. Lo mismo cabe decirse de los parlamentarios de entonces, quienes, en el ejercicio de sus funciones, formularon leyes llamadas a regular las actividades de enseñanza aprendizaje en todo el país. En ese mismo periodo, nos referimos al tiempo transcurrido entre el 27 de febrero de 1844, declaratoria de la Independencia, y el 18 de marzo de 1861, anexión a España, maestros extranjeros desempeñaron un rol destacado en el reforzamiento del sistema de instrucción pública del naciente Estado. Desafortunadamente, muchas de las iniciativas de esos educadores venidos de otras tierras no llegaron a concretarse. La debilidad económica de la nación agravada por el estado de guerra en que vivía el país se constituyó en un obstáculo  insalvable para el desarrollo de la instrucción pública.

Durante el periodo fatídico de la anexión a España, la instrucción pública estuvo a punto de colapsar. La mayoría de los establecimientos docentes a  cargo de las municipalidades cerró sus puertas. Sólo unos cuantos pudieron subsistir en medio de tantas calamidades. El país estuvo a punto de quedarse sin escuelas.

En tiempos de la guerra restauradora librada por los patriotas dominicanos  contra la soldadesca de Isabel II de España, ¿cuántos niños asistían a las escuelas púbicas o a los contados  colegios privados que existían entonces? ¿Cuántos dominicanos adultos sabían leer y escribir? No disponemos de cifras al respecto; no obstante, nos atrevemos a afirmar que en esa época, eran muy pocos los dominicanos (utilizamos la palabra dominicano en su aceptación genérica, que no hay por qué abolir a favor de la cursilería feminista) que disfrutaban del privilegio de poder matricularse en una institución docente pública o privada.

Al impulso del machete reivindicador, a partir del primero de mayo de 1965, la nación dominicana volvió a transitar por la senda de una República independiente.

Tres años después del triunfo de las armas restauradoras, se llevaron a cabo importantes acciones de reforma del sistema dominicano de instrucción pública como la puesta en vigencia de un reglamento de enseñanza pública y la creación de un organismo encargado de dirigirla  presidido por el Ministro de Justicia e Instrucción Pública. También, se creó un instituto profesional en la Villa de Santo Domingo y escuelas primarias en toda la geografía del país. Así, como el ave fénix, la escuela dominicana volvió a renacer de sus cenizas.

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