“Magia del Caribe” continúa su circuito europeo

“Magia del Caribe” continúa su circuito europeo

Una de las mayores preocupaciones de los artistas dominicanos es su falta de proyección internacional, y el hecho de que sus obras se ignoren en el exterior. El escultor Juan Trinidad constituye una excepción. En este año, él ha logrado exponer individualmente en Berlín, Viena, París, muy recientemente en Lisboa, o sea capitales europeas a las cuales es generalmente muy difícil acceder, y más con una muestra personal.

Conocemos la dedicación y la personalidad de Juan Trinidad, un trabajador sin descanso. Oriundo de Bonao –donde actualmente reside y trabaja– se entrega a la talla directa en madera, con una convicción y una práctica absolutas, hasta orgulloso de sus manos callosas… Así mismo, él ha resuelto proyectarse internacionalmente y lo va haciendo, de manera efectiva, ¡no teme declararlo abiertamente!
Esta proyección, que aparentemente seguirá y ya se ha programado, él la logró gracias a auspicios y patrocinios, en particular del Ministerio de Turismo, pero también es un asunto temperamental y un sueño que él decidió realizar hace muchos años, cuando había expuesto colectivamente en la Alianza Francesa de París. Entre cada viaje, Juan Trinidad se encierra en el taller, casi incomunicado, y produce piezas nuevas que enriquecen la presentación anterior y marcan una evolución, bienvenida y necesaria…
Escultura y “Magia del Caribe”. En busca de identidad desde sus inicios y con un proceso de investigación continua, Juan Trinidad se ha percatado de la afirmación antillana de su obra, ¡y se siente muy orgulloso de que el entonces director-presidente del Louvre, Henri Loyrette, se lo haya elogiado por escrito!
Su escultura, síntesis muy personal de un legado africano, amerindio y occidental, articula una abstracción de geometría sensible y una figuración esencial elaborada con perfiles alargados, imperturbables e introspectivos. Aquellos rostros, integrados en el contexto formal y volumétrico de la pieza, eran un sello inconfundible.
Ahora bien, si nos referimos al pasado reciente, no es porque Juan Trinidad ha dejado ese emblema iconográfico, sino que, al mismo tiempo y paulatinamente, ha ido labrando una abstracción pura. No se trata de un experimento singular, hubo “ensayos” totalmente abstractos. Sin embargo, es hoy, en sus tallas más recientes, cuando estas alcanzan felizmente proporciones, cortes, ritmos y una estética conjunta.
Le conviene a Juan Trinidad la ligereza estructural en obras delgadas y verticales, sean de tamaño mediano, o muy altas, “gigantes” como dice su autor. Atribuye parte de ese desarrollo a su admiración por Giacometti, cuya retrospectiva él visitó en París. Personalmente, creemos que, sobre todo, es la culminación de una búsqueda propia, descartando la composición maciza y horizontal.
La policromía también le da excelentes resultados. Los toques de color –verde, rojo, amarillo, azul…– animan positivamente el léxico escultórico: hay movimiento, humor, alegría, que brotan de estos “totems” de Juan Trinidad. ¡Las esculturas laqueadas en blanco, simultáneamente mates y brillantes, símbolos de pureza y elevación, son impresionantes!
¡Que Juan Trinidad sigue trabajando ardorosamente, de ello estamos seguros! Sus actuales éxitos y sus ambiciosos proyectos le acompañan e incentivan su autorrealización.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas