Magín Díaz, actual titular de la Dirección General de Impuestos Internos DGII, ha iniciado su gestión tomando medidas que a todas luces revelan que estamos frente a uno de esos casos cíclicos de pasajeros que en su camino por el tren gubernamental se presentan con sus actuaciones como feroces enemigos de la comunidad evangélica dominicana intentando detener la marcha de la inocente iglesia que nació en el Calvario.
Es bueno precisar que el señor Magín Díaz fue uno de los más cercanos colaboradores de Celso Marranzini a su desastroso paso por la vicepresidencia ejecutiva de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales CDEEE, en cuya gestión el déficit del sector eléctrico pasó de aproximadamente 700 millones de dólares a un monto estimado de 1,500 millones de dólares al año. El señor Magín Díaz también fue uno de los funcionarios de Marranzini que a su salida de la CDEEE fueron liquidados con sumas millonarias.
Magín Díaz acaba de establecer un nuevo procedimiento en la DGII, variando el que hasta su llegada a esa institución operaba a través de la entidad cristiana Servicio Social de Iglesias, con más de 52 años de creada. Al igual que lo hace la iglesia católica amparada en su Concordato con el Estado Dominicano, el sector fiscal veía a las iglesias evangélicas a través de una única entidad, el Servicio Social de Iglesias, quien se encargaba ante las autoridades de toda la gestión relacionada con exenciones fiscales solicitadas por las iglesias en su rol pastoral, para sus orfanatos, asilos, guarderías, construcción de templos etc.
A partir de la llegada del señor Magín Díaz, ya esto no será de esa manera, sino que en lugar de interactuar la DGII con una sola Institución establecida por más de medio siglo para tales fines, más de seis mil iglesias evangélicas del país tendrán que ir directamente a la DGII y peor aún completar una retahíla de requisitos, que terminarían desencantando al solicitante y a su vez limitando el necesario trabajo de las iglesias en el país.