Maja Bassa

Maja Bassa

POR SINTHIA SANCHEZ
Dotada de un encanto especial y una juventud que parece eterna, Maja Bassa nos regala el caudal de su experiencia en el rol más importante de su vida: ser madre. Al efecto, sus hermosos ojos verdes transmiten la satisfacción de una mujer que se sabe realizada, que conoce el propósito de su vida y se place en la felicidad de los que ama.

Su ternura, sin embargo, no la limita en su fuerza y ella se expresa en la forma decidida con que enfrenta la vida. Auténtica, audaz, decidida e independiente, ha alcanzado el éxito destacándose como empresaria en el fascinante mundo de las joyas, pero ella insiste en que sus verdaderos tesoros son sus hijos, quienes le han permitido crecer con el orgullo de saberse amada.

Cariñosa, romántica, alegre y soñadora, Maja Bassa sabe conjugar su rico mundo interior con la fuerza de su carácter. Por eso, más que madre, empresaria y amiga, Maja es una verdadera joya de mujer.

Algunas mujeres suelen nacer dotadas de una impresionante fuerza interior que las impulsa a trabajar para alcanzar todo lo que se proponen y sobresalir de entre la generalidad para coronar de éxito sus vidas.

Maja Bassa es una de esas mujeres que bien representa el ideal de madre y empresaria, que con su espíritu de liderazgo en el mundo de los negocios, participa en una sociedad globalizada en la que cada vez más, las empresas son lideradas por mujeres.

Con admirable personalidad, carácter e intuición, ella irrumpe en una sociedad que adoptó como suya, y logra establecerse, además de liderar una hermosa familia que mantiene unida a través de los indisolubles lazos del amor y la comunicación.

Maja Bassa nació en el Líbano y llegó a la República Dominicana en el 1970, a la edad de 17 años, casada con el libanés Adib Bassa, quien estaba establecido en el país desde hacía varios años.

Aquella bella joven de soñadores ojos verdes decidió emprender una nueva vida porque tenía muchas inquietudes y deseos de conocer y explorar el mundo.

“Cuando llegué me integré a la familia dominicana, me identifiqué con su gente. Tengo muchas amistades que adoro y respeto. Este país acoge muy bien a los extranjeros, por eso me gusta su gente, son personas muy sencillas. Además, es un país sumamente católico y la fe es la conciencia de las personas”, comenta Maja Bassa.

Fruto de 32 años de matrimonio con Adib Bassa, nacieron sus seis hijos: Rosemary, Jean Pierre, Jennifer, Mike, Jimmy y Adib.

¿Cuál es el factor preponderante en su familia?

La unión.

 ¿Cuáles valores considera inalterables a través del tiempo que deben conservarse en una familia?

Le cuestiono, a lo que ella responde: “Las tradiciones son muy importantes para transmitir las costumbres familiares y las reglas básicas de la vida de una generación a otra”.

Doña Maja asegura que lo que se debe hacer es tomar lo bueno de cada cultura que uno conozca y aplicarlo en la vida, “porque lo bueno es bueno en todas partes del mundo. En nuestra familia, hemos llevado la costumbre oriental de que los hermanos estén pendientes unos de otros, aunque tengan cien años”, nos dice satisfecha.

 Tal parece que es el centro de su familia, afirmo al tiempo que le cuestiono  ¿Qué opina usted?

“Creo que sí, soy el núcleo”.

Maja Bassa es de las que piensa que cuando se tiene el amor y el apoyo de la familia, el éxito viene solo.

Se autodefine como una persona auténtica e independiente, con virtudes y defectos. Le desagrada la falta de formalidad y la irresponsabilidad.

Con una serena expresión en su rostro confiesa que los mejores momentos de su vida han sido el nacimiento de sus hijos, porque según dice es lo más grande que le puede pasar a una mujer. “Para mí ellos son una fuerza tremendísima. Son todo para mí, lo más grande que tengo”.

Ella disfruta de la vida en cada momento, incluso cuando se encuentra sola en su habitación, en lo que ella define como “su mundo”. Es amante de la naturaleza, de las montañas, del verdor del campo y del mar.

Considera como prioridad en esta etapa de su vida la superación personal porque no le gusta detenerse ante nada, y piensa que posee un potencial enorme para desarrollar.

Esta mujer llena de vitalidad sueña con tener una larga vida. Por eso asegura: “Temo que se me acorte la vida, porque quiero vivir más”. 

Confiesa que aunque es una mujer de carácter fuerte, también  es muy sensible al dolor humano y a las necesidades de los demás. Ama hacer el bien y su corazón se sensibiliza cuando ve una persona necesitada en la calle, pues le gustaría que todo el mundo estuviera bien. “Mis hijos son iguales. Recuerdo que a veces, cuando llevaba a mi hijo más pequeño al colegio le daba diez pesos para su merienda y él bajaba el vidrio del carro y se lo daba al muchacho que pedía en la calle aunque él se quedaba sin nada”, comenta.

Doña Maja es feliz cuando comparte con sus hijos, baila o simplemente escucha una canción, porque se considera una mujer alegre. Es cariñosa y romántica, aunque reconoce que no lo aparenta, debido a la fortaleza de su carácter.

En la tranquilidad de la sala de aquel hogar, esta gran mujer en todo el sentido de la palabra, nos abre su corazón y deja fluir de sus labios confesiones y anécdotas desde lo más profundo de su ser.

Nos dice que le causa tristeza cuando la gente no corresponde en la misma medida en que se le da, porque piensa que todo en la vida es mutuo. “Antes no era así, pero últimamente me duele, todo tiene que ser un camino de doble vía. Sólo Dios tiene el poder de dar sin esperar nada a cambio y nosotros tenemos muchas debilidades”.

Cuando se levanta cada mañana, piensa que cada día es un privilegio despertar y estar viva. Confiadamente acomodada en el sofá, nos dice que para ella la inteligencia es un factor muy importante para triunfar en la vida y confiesa estar en una constante búsqueda de adquirir sabiduría. “Me gustaría saber cada vez más”.

Esta persistente y tenaz mujer de impactantes ojos color esmeralda aún tiene muchas inquietudes en su vida. Por eso asegura que “Todos tenemos un rol en la vida y debemos cumplir con él”.

Una de las cualidades que ella más aprecia en una persona es la solidaridad, el dar la mano cuando el otro lo necesita.

Es en ese momento cuando viene a mi mente la pregunta inevitable – ¿Qué papel juega Dios en su vida?-  y ella contesta: “Mi Dios es mi conciencia”.

Al cuestionarla acerca de su percepción acerca de la muerte, Doña Maja nos dice que cree firmemente que “ahí se termina todo”. “Hay muchos tabúes sobre la muerte. Cuando llega al final, nadie está preparado para afrontarla. Tanto las iglesias como las escuelas deben enseñar a las personas a vivir preparadas para la muerte”, afirma convencida.

Nos dice que cuando llegue al final de sus días, le gustaría ser recordada con mucho cariño por todos aquellos que la conocieron.

No obstante, aún sueña con alcanzar mayores logros en su vida, por lo que la palabra “realizada” todavía no la define, pues siente que tiene muchas cosas por hacer.

Cuando hablamos del mundo y de la pobreza, Doña Maja opina que si hay voluntades y gente seria con conciencia, todo se puede hacer. 

Con un dejo de tristeza comenta que la humanidad adolece de falta de amor, de comprensión, de diálogo y de verdaderas familias.

 Con la sinceridad como su carta de presentación, nos dice que actualmente está atravesando una etapa de transición y la está superando con el apoyo de sus hijos y amigos. 

Maja Bassa

Una joya de mujer 

Desde muy joven, Maja Bassa emprendió una vida de trabajo, pero no fue hasta sus seis hijos crecieron que ella decidió emprender una empresa que hasta la fecha le ha dado muy buenos frutos: la Joyería Maja.

“Empecé con una empresa pequeña y gracias a Dios me ha ido muy bien. La idea de establecer una joyería surgió por casualidad. Cuando mis hijos comenzaron a crecer, sentía que disponía de mucho tiempo libre y casualmente unos amigos que se iban de viaje para Canadá me propusieron el negocio de la joyería y yo me dije ¿Porqué no? A partir de ahí, comencé a prepararme y a investigar acerca del tema de las joyas. Comenzamos con una joyería pequeñita en el 1989 y gracias a Dios nos hemos ganado la confianza de los clientes, porque una joyería es como un médico o un abogado, la confianza es la base de su trabajo. Siempre tratamos de estar al día, analizando el mercado, viajando y asistiendo a las principales ferias de joyas fuera del país”, nos dice orgullosa.

Actualmente, Santo Domingo cuenta con tres joyerías Maja. La primera está ubicada en Naco, la segunda en Plaza Central y la tercera en Bella Vista Mall.

Las hijas de Doña Maja, Rosemary y Jennifer, trabajan junto a ella en las joyerías, mientras que de sus hijos varones, Jean Pierre, el mayor, tiene su negocio particular. Mike estudia en los Estados Unidos, Jimmy cursa la carrera de Ingeniería Civil en una universidad del país y el más pequeño, Adid Bassa, estudia Mercadeo.

La Joyería Maja representa importantes líneas de joyas de Alemania, Italia y Medio Oriente. “En el Líbano se encuentran joyas muy exóticas y también trabajamos con las piedras nacionales como el Ambar y el Larimar”.

Para ella, en esta etapa de su vida, la Joyería Maja representa una oportunidad para desarrollarse como persona, y confiesa que en los planes futuros “Maja” será una joyería de alto nivel que contará con diseños exclusivos.

Explorando el interior del corazón de esta mujer nos percatamos de estar frente a un ser humano con grandes convicciones, con una gran fortaleza pero al mismo tiempo con una sensibilidad que sobresale a flor de piel. Partidaria de la amistad sincera, de la entrega en cada cosa que se hace y sobre todo, consciente de la realidad que le ha tocado vivir como ente central en torno al cual gira su familia, Maja Bassa mira el futuro con la certeza de que en él encontrará muchos motivos para la alegría, para el compartir y para celebrar.

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