Mal estímulo

Mal estímulo

El denominado “cofrecito” existente en el Senado, que otorga fondos a los senadores, carece de  soporte legal y ético aunque se le disfrace con el concepto “asistencia social”.

Y en tiempos en que se habla de combatir la corrupción, es bueno señalar que ese capítulo bien que se presta a fomentar mal uso de recursos públicos, pues no hay manera de impedir que se utilicen para impulsar campañas políticas de individuos y partidos, desde la función electiva de senador.

El “cofrecito” es una de esas aberraciones que los partidos políticos, acogiéndose a la tesis de que lo que es igual no es ventaja, han fomentado en este país para obtener ventajas coyunturales.

Sin embargo, este fondo realmente crea privilegios en perjuicio de aspirantes a suceder a los senadores de turno, que tienen una ventaja relativa por su acceso a estos recursos de “asistencia social”.

El Estado tiene sus instrumentos y capítulos de asistencia social y existen en virtud de disposiciones legales. No se puede ejercer la asistencia social del Estado por medio de  asignaciones individuales de recursos.

II

Una buena forma de moralizar la administración de fondos del erario sería erradicar el “cofrecito” y cualquier otro capítulo carente de justificación.

Por más que se defienda la asignación de estos fondos a senadores, la realidad es que no hay manera de justificar su existencia en términos gerenciales, éticos, morales y constitucionales.

Un buen ejercicio sería invocar la Ley de acceso a la información pública para reclamar que el Senado, que asigna los fondos del denominado “cofrecito”, publique con lujo de detalles el destino que ha dado cada senador a los recursos del erario que le han sido asignados para dar asistencia en sus respectivas comunidades.

La República Dominicana necesita transparentar el manejo de los recursos del Estado, sobre todo cuando, como es el caso actual, no hay respaldo jurídico para la asignación de los mismos.

La moralidad pública no puede ser un simple enunciado de campaña política, sino una práctica permanente y un ejercicio obligado cuando se trata de dineros del Estado.

Augusto Obando

La agudeza y profundidad de sus escritos fueron prendas que Augusto Obando cultivó en su prolongado ejercicio profesional.

Esas cualidades las complementó con una solidaridad humana poco común en estos tiempos. Era hombre de quitarse el pan de la boca para darlo al necesitado.

Quienes fueron sus compañeros de redacción lo recuerdan por su buen humor, trato afable y un espíritu polemista siempre dispuesto a hurgar en las profundidades de los temas.

Leer sus entrevistas a personajes importantes era como darse un baño de conocimiento en los temas tratados.

Fue periodista acucioso, incisivo y bien documentado, que sabía arrancar las respuestas de sus entrevistados para transmitirlas al público con amena narrativa.

Nosotros queremos resaltar estos méritos muy merecidos de este compañero siempre solidario, pretendiendo así atenuar  el pesar que nos deja su partida.

Nuestro pésame a Roberto, Freddy y Diana Patricia, sus hijos, y demás familiares.

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