De entrada me siento obligado a declarar, aunque suene excesivo, que cualquier argumento que se utilice para justificar la reelección en este país de instituciones débiles y políticos cada vez mas fuertes y poderosos debe ser rechazado, como suelen decir los jueces, por improcedente y mal fundado, sobre todo si proviene de quien fuera hasta hace poco un convencido antireeleccionista. Es el caso del senador por la provincia Peravia, Wilton Guerrero, quien ha confesado que durante la Semana Santa, y luego de una profunda reflexión, llegó a la convicción de que sus seguidores tenían razón cuando le decían que estaba equivocado en su parecer. “Llegamos a la conclusión de que obligatoriamente tenemos que estar sintonizados con la población, con la gente que apoya a uno; la mayoría de la población pide y reclama que el presidente Medina continúe”. Resulta evidente que quien así habla se alejó demasiado de la que era su opinión, expresada con la vehemencia que le caracteriza, sobre la reelección, que dicho sea de paso ha probado tener también la capacidad para inducir esos cambios tan drásticos, sobre todo en sus beneficiarios directos e indirectos. Pero sea usted, amable lector, el jurado: “La Constitución de la República no es un relajo, no puede estar modificándose cada vez que a alguien se le ocurra, ni debe ser modificada para favorecer los intereses políticos de un determinado dirigente o funcionario, se llame Danilo Medina, Leonel Fernández, o se llame como se llame…” ¿Quiere decir entonces que a Wilton Guerrero dejó de importarle que los políticos pongan de relajo la Constitución fabricándose trajes a la medida de sus intereses a cambio de un “mal necesario”? Por eso siento tanta curiosidad por saber qué argumento utilizará el presidente Medina para justificar que, llegado el momento, decida traicionar su propia palabra abriéndole las puertas a un mal que, como la reelección, ni lo necesitamos ni lo merecemos.