Mala percepción hacia policías preocupa a los jóvenes agentes

Mala percepción hacia policías preocupa a los jóvenes agentes

La mala percepción que tiene la sociedad sobre los policías es motivo de preocupación para jóvenes agentes que aseguran que la mayoría de los miembros del cuerpo del orden realiza un buen trabajo y enfrentan la delincuencia con actitud y coraje. Ellos piden un voto de confianza para quienes ejercen esa peligrosa profesión, que además no es bien remunerada.
Pese a esa mala apreciación y a los riesgos a los que están expuestos, los agentes aseguran que realizan su oficio por vocación, y que en las ocasiones en que enfrentan a delincuentes jóvenes les aconsejan para que elijan un mejor camino.
Estas y otras consideraciones fueron expuestas por un grupo de jóvenes agentes que patrullan en las calles y barrios del Gran Santo Domingo, durante un conversatorio para la Esquina Joven del periódico HOY.
“Nos sentimos mal porque nuestra institución es honorable; nos entrenan y orientan para que hagamos una buena labor como patrulleros, y la sociedad puede tener confianza en nosotros porque hacemos una buena labor”, señala el cabo José Eliezer Alburquerque, de 29 años, y con ocho años en la institución del orden.
No obstante, no es ajeno a que hay agentes influenciados por sectores oscuros para incurrir en acciones delictivas, lo que lo hace sentir mal, “pero estos son menos”.
La raso Elaine Moneró, de 30 años, con cuatro en esa entidad, conduce una patrulla y destaca que el trabajo policial no es nada fácil, pero que en esos momentos difíciles siempre está en comunicación con sus compañeros para hacer bien su labor, y evitar ser heridos o muertos.
Dice que es una función espontánea, porque no se sabe a qué tipo de acción se enfrentarán cada día.
“Yo vine a la Policía por vocación, a mí me apasiona mi trabajo como patrullera; me gusta la Policía”, expresó Moneró, asignada al departamento La 40, de Cristo Rey, Distrito Nacional.
Aconsejan. Sobre los jóvenes delincuentes, afirma que en algunos casos los orienta y les cuestiona el por qué deciden delinquir, si en la calle hay tanto trabajo, solo hay que salir a buscarlo; pero cree que la razón es que estos jovencitos muchas veces están en vicios y eso los lleva a delinquir.
Al igual que Moneró, la raso Valentina Katiusca Miranda resalta que muchos de esos jóvenes que están envueltos en las drogas y delinquen vienen de hogares disfuncionales, pero eso no es excusa para que los padres no se hagan responsables de sus hijos y les den una buena crianza en valores.
Narra que al destacamento de Invivienda, donde está asignada llegaron por robo dos menores de 15, 17 años y otro joven de 20, y les preguntó si estudiaban, les respondieron que no y uno dijo que era pelotero.
“Les dije que soy policía y que sigo estudiando porque nunca es tarde para aprender, pero ellos se quedaron callados, como que no les interesaba”, expresó Miranda, quien es estudiante de término de psicología.
Es un reto ser PN. Moneró y Miranda resaltan que en sus inicios la institución del orden era solo para los hombres, pero hoy día entran muchas mujeres a la Policía, y es un reto para ellas porque deben hacer un gran trabajo.
“Nosotras las mujeres tenemos muchas capacidades y lo que nos proponemos lo logramos; no somos fuerte físicamente, pero sí podemos manejar bien las situaciones y tener un buen desenvolvimiento”, dijo Miranda.
“Antes se veían a pocas mujeres policías, pero ya cada día entran más a la institución y hacen el mismo trabajo que un hombre. Tenemos mejor desenvolvimiento, antes solo estaban en oficinas, pero ahora estamos en la calle patrullando”, sostuvo Moneró.

Pese al estrés que dicen les genera estar en las calles, las jóvenes prefieren patrullar en la vía pública porque desarrollan más sus habilidades, están atentas ante cualquier situación de peligro, y “porque en las calles aprenden a ser verdaderas policías”.
Se exponen a peligros. De su lado, el raso Gabriel Valentín Filión, de 25 años señala que los policías se exponen a muchos peligros, pero se siente bien cuando logra apresar algún delincuente, porque es un antisocial menos en las calles.
Filión, asignado a Sabana Perdida, Santo Domingo Norte, cuenta que en la escuela para policías les dan mucho entrenamiento físico, a fin de que tengan agilidad y resistencia para cuando les toque perseguir algún delincuente.
“Me tocó perseguir a pie un delincuente en la avenida Charles de Gaulle; estaba con mi componente en la unidad y vimos a dos elementos en una motocicleta que le arrebataron la cartera a una joven. Yo estaba conduciendo la unidad, lo perseguimos, pero hubo un trayecto en que la patrulla no podía cruzar; me desmonté y le dí seguimiento, corrí mucho, pero los atrapé”.

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